Crónicas de Filipinas
DOI:
https://doi.org/10.30920/letras.26.65.5Resumen
Todavía se conservan en Manila algunas calesas, tiradqs por jamelgos cansinos. Tienen lugar para dos personas y, desde luego, no son aconsejables para quienes lleven alguna prisa. Se diría que son para pasear a los niños, o para sentirse adormecido por el balanceo mientras la ciudad discurre ante la vista con el dinamismo de un film, o para que dos personas bien avenidas se sientan fuera del tiempo y del espacio.Descargas
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Publicado
1960-12-31
Cómo citar
Tauro, A. (1960). Crónicas de Filipinas. Letras (Lima), 26(65), 111-140. https://doi.org/10.30920/letras.26.65.5
Número
Sección
Estudios
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