En el año 1615, Felipe Guaman Poma de Ayala terminó de escribir su voluminosa historia de los Andes y se encaminó a la Ciudad de los Reyes (Lima) para entregar personalmente su manuscrito a las autoridades pertinentes y solicitar permiso de impresión. Si bien el autor andino no logró la publicación a la que aspiraba en el siglo XVII, pocos años antes de cumplir el cuarto centenario de su obra, en 2007, la Nueva corónica y buen gobierno fue añadida al registro “Memoria del Mundo” de la Unesco1 que la reconoció como un patrimonio documental de importancia mundial. Este reconocimiento constituye el cuarto hito de la historia de su recepción, que se suma a los tres primeros señalados por Rolena Adorno en el sitio digital de la obra: su hallazgo en 1908 por Richard Pietschmann en la Biblioteca Real de Copenhague, donde se encuentra catalogada como el manuscrito Gl. Kgl. S. 2232, 4º; la edición facsimilar de 1936 realizada por Paul Rivet en París; y, en tercer lugar, la digitalización de la obra completa por la Biblioteca Real de Copenhague que, desde 2001, la ha hecho accesible al mundo y facilita su consulta, estudio, enseñanza y difusión (Adorno, 2001).
Desde el anuncio de su descubrimiento a principios del siglo XX, se ha clasificado a la Nueva corónica y buen gobierno como un ejemplo de “crónica india” en la cual se manifiesta una subjetividad andina de la colonia temprana. Otros ejemplos de “crónica india” de la misma época incluyen la Instrucción al Licenciado Lope de Castro(1570) del Inca Titu Cusi Yupanqui y la Relación de antigüedades de este reyno del Perú(1613) de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua. La obra de Guaman Poma de Ayala ha sido también asociada y contrastada con los Comentarios reales de los incas (1609) del Inca Garcilaso de la Vega y la Relación de los quipucamayos que el licenciado Vaca de Castro ordenó recoger para registrar (por lo menos una versión) de la historia inca en 1542 (Collapiña y Supno, 1974 [1542]). Ahora bien, a diferencia de otros textos de factura indígena o mestiza producidos en su época, el manuscrito autógrafo de Guaman Poma contiene no solo una relación escrita de la historia social y política del mundo andino antes y después de la conquista española, sino también cerca de 400 dibujos y signos paratextuales que sirven de plataforma para la reflexión que ofrece. Al parecer, estos cumplían también con el objetivo del autor de demostrar su calidad publicable y su potencial aspecto impreso (numeración de páginas, índice de capítulos, títulos con letras que simulan iluminación, entre otros). La historia del manuscrito en tanto libro y artefacto codicológico, así como su viaje transatlántico y hemisférico de Lima a Europa hasta terminar en la Biblioteca Real de Dinamarca, ha sido ampliamente estudiada y documentada no solo en sí misma (Murra, Adorno & Urioste, 1987; Adorno & Boserup, 2015; entre otros), sino también en relación con los códices Galvin-Murúa y Getty-Murúa que registran las historias del Perú preparadas por el fraile mercedario Martín de Murúa (2004 [1590]; 2008 [1616], respectivamente), cronista coetáneo y rival de nuestro autor (cfr. Cummins, Engel, Anderson & Ossio, 2014). Asimismo, múltiples estudios publicados desde la década de 1980 han recorrido las aproximaciones que, desde varias disciplinas (Arqueología, Antropología, Historia, Historia del Arte, Literatura, Semiótica, entre otras) se han hecho -y continúan haciéndose- del icónico volumen colonial.
Dar relación de los estudios acerca de la obra guamanpomiana en los últimos cien años es tarea que no realizo aquí no solo por la magnitud de lo que tal revisión implica sino, entre otras razones, porque al ser la crónica de Guaman Poma de Ayala una mina inagotable de temas y enigmas como ya he anunciado en otros trabajos (Quispe-Agnoli, 2005; 2006; 2009; 2011), se ha convertido en un campo propio en el que se encuentran, intersecan y chocan propuestas desde los estudios coloniales latinoamericanos (Humanidades, Ciencias Sociales, Artes, Ciencias Políticas, Economía), los trabajos de indigeneidad, raza y etnia, las investigaciones poscoloniales y de la subalternidad y, más recientemente, los análisis de la decolonialidad (Mignolo, 2007; 2011). La Nueva corónica y buen gobierno, su autor, la constelación textual en la que se inserta, sus contextos de producción y su naturaleza transmediática que retroalimenta el imaginario de la sociedad andina hasta el día de hoy, constituye una “zona de contacto” no solo en los términos que planteó Mary Louise Pratt en 1991 -texto autoetnográfico que se desarrolla en un espacio de encuentros y confrontaciones cuyos términos se negocian-, sino también en tanto “zona de contacto” académica, intelectual y artística cuyos temas por estudiar, comentar, discutir y aprender no se agotan2.
Guaman Poma utilizó la frase “escribirlo es nunca acabar” para referirse al desafío de poner por escrito su experiencia del mundo colonial andino y sus ideas para corregir los desequilibrios que podían acabar con la raza andina. Su uso de esta frase acarrea un suspiro de resignación, un lamento, una frustración y un punto y aparte temporal para pasar a hablar de otro tema sin olvidar su objetivo principal: el caos del régimen colonial debe corregirse para que la raza andina no se acabe. Si bien la tarea que se impuso a principios del siglo XVII parece imposible, como muchos han interpretado “escribirlo es nunca acabar”, propongo que esta frase invoca también la apertura de su trabajo y su misión más allá de los límites del papel y tinta de los que dispone: escribir acerca de los indios, pobres de Jesucristo, del buen y mal gobierno, de la buena y mala escritura, de sus carencias y posibles remedios, de la memoria andina que se preserva por medio de la letra y el dibujo, del caos y el orden anhelado en la nueva sociedad colonial, de la necesidad de supervivencia por medio del acomodo sin olvidar la resistencia, constituyen todas tareas interminables que abren umbrales no solo para él mismo como autor sino para que otros autores como él los crucen y escriban más. Algo semejante ocurre con la recepción y estudio de la obra guamanpomiana: estamos ante un campo abierto lleno de riquezas, enigmas, acertijos -como varios de los trabajos recogidos aquí apuntan, estudian y tratan de descifrar- que no se cierra ni se acaba. Pensar y escribir acerca de la Nueva corónica y buen gobierno y su intertextualidad hoy es también “de nunca acabar”. En el contexto de reflexión que planteo aquí, me limito a comentar brevemente los alcances de cuatro colecciones de estudios acerca de Guaman Poma y su obra que se plantearon a propósito de la celebración de su cuarto centenario entre los años 2013 y 2016. Este repaso sienta también las características del contexto intelectual en el que los ensayos que siguen se insertan para enriquecer el infinito campo intertextual que es el estudio de la Nueva corónica y buen gobierno.
Desde su divulgación en el siglo XX, la crónica de Guaman Poma ha sido estudiada, por un lado, como ejemplo de un discurso histórico cuyos aparentes errores, silencios y omisiones revelaban -según algunos autores- el “desorden mental” (Porras Barrenechea, 1948) de un autor multicultural y diglósico. Por otro lado, investigaciones desarrolladas en el horizonte del análisis discursivo (siendo Adorno y López-Baralt las pioneras de esta dirección de estudios) se aproximaron a los textos del cronista andino como apropiación de resistencia ante y negociación con el poder colonial europeo, así como una respuesta alternativa a las historias del hombre andino que los autores europeos escribieron a partir del siglo XVI (Adorno, 1986; López-Baralt, 1989). A partir de estas perspectivas, la obra del indio ladino de principios del siglo XVII ofrece un infinito corpus textual en el que podemos apreciar la construcción y despliegue de discursos andinos alternativos a aquellos que informaron la historia europea de los Andes. En tal sentido, la obra guamanpomiana se distingue por ser, según Mignolo (2007), ejemplo de un desprendimiento de la retórica de la modernidad y la lógica de la colonialidad que regían (y aún rigen) a la producción historiográfica del Perú colonial. La escritura de Guaman Poma y los simulacros que construye a partir de la tradición letrada y artística europea, le permitieron ofrecer un discurso histórico alternativo al dominante europeo que manifestó la posición desde la cual un sujeto andino del temprano Perú colonial miraba su mundo y le habló acerca de él como indio ladino después de la conquista española.
En contraste con múltiples eventos académicos que celebraron a partir de 2009 el cuarto centenario de la primera edición de los Comentarios reales de los incas(1609) del Inca Garcilaso de la Vega 3 y las subsecuentes colecciones de ensayos acerca de esta obra y su autor (Chang-Rodríguez, 2010; Mazzotti & Arellano, 2010; No & Romiti, 2010; entre otros), hasta el momento de la escritura de este ensayo hay pocos ejemplares en el mercado del libro que hayan sido dedicados al cuarto centenario de la obra de Guaman Poma de Ayala, su contexto y su impacto hasta el día de hoy. A ello se suman la organización de tres eventos académicos: un simposio (por invitación) organizado por Rolena Adorno e Iván Boserup en la Biblioteca Real de Copenhague en 2013, un congreso de convocatoria abierta a cargo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú y de la Universidad de Integración Latinoamericana de Brasil en octubre de 2014, y otro foro (también por invitación) que tuvo lugar en la Universidad John Hopkins, organizado por Sara Castro-Klarén en abril de 20164. Si bien las contribuciones intelectuales a la obra del cronista andino y su contexto continúan5, pocas colecciones de ensayos han circulado en los circuitos académicos. Este panorama de eventos y publicaciones ofrece un contraste con aquellos dedicados a la obra, vida, nacimiento, muerte, publicación y otros episodios relativos a la trayectoria del Inca Garcilaso de la Vega. Aparte del número que se presenta aquí y otro dosier que se publicó en esta misma revista bajo la coordinación de Enrique Cortez y Jorge Valenzuela (2014), no he registrado números monográficos de revistas académicas especializadas acerca de este autor y su obra no obstante haber cumplido 400 años en 2015. Ello sugiere que nos encontramos ante una coyuntura histórica y académica oportuna cuya publicación contribuye al estudio de un autor necesario y crucial para el mundo andino y las sociedades indígenas contemporáneas a escala global. También nos recuerda que hay un campo abierto y sediento de nuevas lecturas y propuestas para conversar con el indio ladino que empezó a escribir en la segunda mitad del siglo XVI.
El contraste entre los eventos y publicaciones dedicados a las vidas y obras de los cronistas coetáneos Inca Garcilaso y Guaman Poma se debe en parte a sus respectivas historias de publicación. Como indiqué antes, la Nueva corónica y buen gobierno permaneció desconocida para los estudios académicos durante casi tres siglos. A esta situación se suman los desafíos hermenéuticos que se revelan cuando uno emprende el estudio de esta obra, sus ambivalencias y silencios irresueltos, su naturaleza textual en principio hermética y su factura multimodal. Estas dificultades han sido campo fértil no solo para un menor número de estudios acerca de la Nueva corónica, sino también para malos entendidos e interpretaciones equivocadas que deben examinarse y explicarse con un estudio cuidadoso de los contextos que condicionaron la producción de esta obra monumental. Los ensayos de tres volúmenes recientes y un breve dosier monográfico en esta revista (Letras, 2014) estuvieron dedicados al estudio de Guaman Poma, su vida, obra y contexto de escritura. Estas colecciones se publicaron entre 2014 y 2016 y proveen una variedad de aproximaciones que ofrecen miradas de cómo el paradigma crítico del siglo XXI lee los Andes coloniales a través del enigmático y fascinante autor andino y su escritura. Los ensayos reunidos en estas colecciones también proyectan los propios horizontes de expectativas críticas de una academia en particular que tiende a dominar los discursos de conocimiento (y su divulgación global) en el área de estudios coloniales y guamanpomianos.
Tres volúmenes surgieron a partir de reuniones académicas que tuvieron lugar en Francia, Dinamarca y Perú entre 2010 y 2014, mientras que el dosier de la revista Letras (2014) fue una iniciativa de tema monográfico que se llevó a cabo sin un encuentro institucional. En su conjunto, los ensayos de todas estas colecciones incluyen diálogos interdisciplinarios entre analistas literarios, lingüistas, antropólogos, historiadores e historiadores del arte. Los volúmenes fueron editados o coordinados por Rolena Adorno e Iván Boserup (2015), Jean Philippe Husson (2016), Mauro Mamani Macedo (2016a) y Enrique Cortez y Jorge Valenzuela (2014). Los repaso a continuación mientras establezco vasos comunicantes entre ellos y apunto áreas o temas en los que las contribuciones de este número se insertan y apuntan nuevas lecturas de dichos temas o, siguiendo la metáfora de la puerta abierta que he usado antes, señalan nuevos umbrales a través de los cuales se visita la obra y su autor.
La colección preparada por Adorno y Boserup, Unlocking the Doors to the Worlds of Guaman Poma and his Nueva corónica (2015), recoge catorce ensayos que analizan elementos de cuatro áreas temáticas: (i) la factura del manuscrito en el contexto de cultura textual y material de su época, (ii) tierra y territorio, (iii) lenguaje y retórica escrita y visual, y (iv) interpretaciones etnográficas de la sociedad inca en tiempos prehispánicos y coloniales. Por su parte, Guaman Poma y la escritura es el título del conjunto de estudios recogidos por Jean Phillippe Husson (2016) y publicados por el Fondo Editorial la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ofrece una introducción detallada acerca del estado de la cuestión y recoge doce trabajos organizados en tres líneas temáticas: (i) la biografía del cronista a través del estudio de su obra en tanto artefacto material y discursivo así como sus fuentes, (ii) la historia incaica y (iii) los ensayos que operan el análisis textual y discursivo de la crónica. Con la excepción de tres autores peruanos (Cárdenas Bunsen, De La Puente y Ossio), todas las contribuciones de estos dos volúmenes han sido preparadas por colegas de Dinamarca, Francia, Israel y los Estados Unidos. Apunto esto para comprender la función de la colección coordinada por Mauro Mamani Macedo, Guaman Poma: las travesías culturales (2016), que se añade -aunque con menos difusión global- a los volúmenes anteriores ya que reúne quince ensayos escritos, en su mayoría, por estudiosos peruanos que trabajan en y desde el Perú. Estos trabajos se organizan según cuatro temas que revelan una diversidad disciplinaria mucho más amplia que en los volúmenes de Adorno y Boserup y Husson: (i) hermenéutica y análisis textual, (ii) poética andina, (ii) historia y etnografía y (iv) filosofía y educación.
Al observar en conjunto todos los ensayos de estas colecciones distingo varias áreas de intersecciones temáticas: la Nueva corónica como un artefacto textual y discursivo; la atención al espacio (tierra, territorio, lo urbano) y su legado; los lenguajes escritos y visuales en la obra de Guaman Poma y su impacto en las artes y las letras peruanas contemporáneas, así como la percepción colonial de las sociedades andinas prehispánicas. Además, la violencia en sus múltiples manifestaciones, creencias y prácticas religiosas junto con la búsqueda de la definición de géneros textuales y discursivos (historia, etnografía, memoria) prevalecen en todos estos ensayos. Siete contribuciones estudian a la Nueva crónica como un artefacto textual y discursivo. El capítulo de Boserup y Krabbe Meyer (2015) contribuye a los estudios codicológicos con una interesante discusión sobre lo que diferencia a una “copia” de un “original”. Los autores efectúan una comparación analítica de dibujos similares de la Nueva corónica y un folio llamado “la hoja del contrato” encontrado en un medallón adjunto a un manuscrito atribuido a Blas Valera, Exsul immeritus. Se discute la autenticidad de los elementos textuales de estos materiales y se concluye que “la hoja de contrato” es un plagio moderno. En el mismo volumen, Cárdenas Bunsen (2015) -quien también colabora en la colección que presento aquí- explica las relaciones entre la Nueva corónica y el manuscrito Ternau atribuido a Bartolomé de Las Casas. Las ideas de Las Casas constituyen una fuente importante para el tema guamanpomiano de la destrucción de España como consecuencia de la destrucción de las Indias. En una dirección semejante, el capítulo que inicia la colección coordinada por Mamani Macedo, escrito por Quispe-Agnoli (2016), discute la hermenéutica y lecturas erradas de la Nueva corónica y apunta conexiones textuales e iconográficas con La nave de los locos (1494) del moralista alemán Sebastián Brant. En esta línea de reflexión se inserta uno de los artículos publicados en el dosier de Letras en 2014, sobre el silencio del autor frente a lo sagrado y lo sobrenatural andinos -también escrito por Quispe-Agnoli (2014)- y varios ensayos del presente número (Galen Brokaw, Gonzalo Lamana, Laura León Llerena).
El examen del códice como artefacto se realiza en cuatro ensayos en el volumen editado por Husson. El capítulo de Adorno (2016) se focaliza en el receptor deseado de Guaman Poma: el rey de España y su aprobación para que el libro se publique. La analista literaria presta atención a la composición, convenciones, enmiendas y páginas añadidas en la Nueva corónica y apunta el énfasis que el cronista puso en ejemplos de buen gobierno -un concepto abordado por Marcel Velázquez, Gonzalo Lamana y Mónica Morales en las páginas que siguen-. Volviendo al capítulo de Adorno en Husson, las propuestas de reforma y la búsqueda de remedios posiciona a la Nueva corónica en el género del “arbitrio”, mientras que el capítulo siguiente de Boserup (2016) examina la génesis de la Historia General del Perú de Martín de Murúa a partir de la producción de los códices Galvin y Getty. A estos ensayos siguen dos capítulos relativos a la vida del cronista. Ossio (2016) ofrece un resumen de los estudios acerca de la vida y el tiempo en que se escribió la Nueva corónica y, después de examinar los años al servicio del extirpador de idolatrías Cristóbal de Albornoz, concluye que es posible estimar entre veinte y treinta años de escritura. Por su parte, De La Puente (2016) se aproxima a la vida del autor a través de su medio hermano mestizo Martín de Ayala que le permite proponer el año de nacimiento del autor y una edad joven cuando estuvo al servicio de Albornoz. Estas lecturas son suplementadas en el presente número por el ensayo de Brokaw acerca de texto y contexto en la escritura de Guaman Poma que, además, provee una explicación alternativa a la de Ossio, De La Puente y Adorno sobre el tiempo utilizado por el autor para comenzar a escribir su obra. Asimismo, José Cárdenas Bunsen ofrece aquí un análisis nuevo de la relación conflictiva entre ambos cronistas y sus usos respectivos de decretos de los concilios limenses. El objetivo de Guaman Poma, señala Cárdenas Bunsen, es demoler la imagen del fraile mercedario y desautorizarlo como fuente de conocimiento acerca de los Andes.
El espacio, entendido como tierra, territorio y desarrollo urbano en el temprano Perú colonial, es el foco de atención de cuatro ensayos en los libros preparados por Adorno y Boserup (Cushman, 2015; Harrison, 2015) y Mamani Macedo (López Lenci, 2016; Depaz, 2016). Cushman estudia la representación del medio ambiente andino (ciudades, clima, mapas) en la Nueva corónica y profundiza en el impacto de la colonización en la ecología y geografía según la obra de Guaman Poma. La colonización española introdujo maneras europeas de pensar acerca del espacio y el clima que se activaron en la fundación de Huamanga como un asentamiento español. En dicho contexto se desarrollaron también conflictos entre etnias, uno de cuyos resultados fue justamente el fracaso legal del cronista para demostrar su estatus como cacique de Chupas. Esta propuesta de Cushman se complementa con la relación entre el mapamundi de las Indias y lo que Adorno (2014) llama “el fin de la historia”, es decir, el destino histórico de las Indias, plasmada en una cartografía simbólica del autor andino. Asimismo, uno de los últimos capítulos del libro coordinado por Mamani Macedo se centra en el posible entendimiento que tenía el cronista andino sobre espacio y tiempo en tanto conceptos ontológicos claves, tal como lo presenta el filósofo Depaz Toledo. Su artículo “Edades y partes del mundo” provee información para comprender la idea guamanpomiana del mundo
Retornando al volumen de Adorno y Boserup (2015), la escritura de Guaman Poma también establece relaciones entre la tierra, el legado y la ley en el ensayo de Regina Harrison, lo cual fundamenta su clamor por justicia. De manera similar al estudio que hace Cushman (2015) de la crítica guamanpomiana de la colonización española y su efecto destructivo en el medio ambiente, el capítulo de Harrison se centra en la voz andina contra la nomenclatura española de la tierra en contraste con los términos quechua que expresan prácticas nativas de tenencia y uso de la tierra. En el artículo de Harrison incluido en el presente número, la crítica literaria expande la preocupación guamanpomiana por el aparato legal colonial al estudio del rastro de papel, su entendimiento de ley natural, ley divina y leyes de las naciones, así como de los procesos legales que rodeaban la producción y circulación de recursos de amparo, cédulas y permutas. A ello podemos añadir el estudio sobre el espacio andino del trabajo de López Lenci (2016) en el libro editado por Mamani Macedo En este se analiza el viaje de Guaman Poma desde Huamanga a Lima, su rol de puriq (el caminante) y su autoridad acerca de la hibridez urbana de la cartografía andina. La experiencia del viaje que se plasma en “Camina el autor”, en la parte final de la Nueva corónica, es también elemento fundamental en los ensayos de Carlos García-Bedoya (Guaman Poma como sujeto migrante) y Claudia Berríos-Campos (Guaman Poma como sujeto que se autosacrifica por medio del ostracismo) que se incluyen en este número.
La interacción del lenguaje escrito y el lenguaje visual del quehacer guamanpomiano y su impacto en la literatura peruana contemporánea es una de las direcciones temáticas de varios capítulos de estos volúmenes. Es preciso distinguir entre aquellos ensayos que examinan las fuentes nativas del cronista y el uso que el autor hace del quechua y el español de aquellos que se focalizan en la retórica de las artes visuales de la época. El ensayo “A Little Known but Essential Element” de Jean-Philippe Husson (2015), publicado por Adorno y Boserup, estudia las fuentes nativas de Guaman Poma y el despliegue de la historia oral andina. Husson compara lo que el autor andino pudo haber entendido como “verdad histórica” con la realidad de la tradición oral que se entreteje en su obra y lo aproxima más a la labor de un etnógrafo que a la de un historiador. A esto se añade otro estudio del mismo crítico en la colección que este edita en 2016 (“Las oraciones cristianas en quechua de Guaman Poma de Ayala. ¿Una nueva liturgia para una nueva Iglesia?”), en el cual analiza los rezos católicos en quechua y el uso de secuencias como recursos del autor para proveer valor literario a su obra. Husson propone entonces que Guaman Poma usó el registro canónico del quechua cuzqueño para otorgar carácter oficial a su obra y posicionarla para su uso en la liturgia en lengua indígena. Si regresamos al volumen de Adorno y Boserup, el artículo de Khaimovich “In Search of the Background for Bilingualism” (2015), examina la lengua quechua en cuatro capítulos de la Nueva corónica con el fin de comprender el rol del bilingüismo textual en su producción. Ya que los rituales andinos y otras prácticas sociales se censuraron en su época, la lengua fue la herramienta de los autores nativos para hablar de la cultura de sus antepasados. Esta necesidad de conservación explica omisiones intencionales de traducción. En el mismo volumen, Mannheim (2015) escribe acerca de Warikza Arawi y explora la textualidad de las descripciones guamanpomianas del Inka Raymi (la fiesta de los incas en el Cuzco). Este lingüista apunta la necesidad de considerar marcos sociales múltiples y niveles pragmáticos distintivos para entender la guía para efectuar rituales que la crónica ofrece. De manera similar a los capítulos de Husson, Mannheim plantea la pregunta sobre el género etnográfico de la Nueva corónica. Vuelvo sobre este punto más adelante cuando comento los ensayos que abordan géneros discursivos y textuales en la obra guamanpomiana. Por ahora señalo los vasos comunicantes con dos contribuciones en la colección que presento aquí. El artículo de Dorian Espezúa, que lleva el sugestivo título “El lenguaraz Felipe Guaman Poma de Ayala y las murallas lingüísticas de la resistencia cultural”, se ocupa de los dilemas de la lengua y cómo el cronista intenta hacer hablar a las voces silenciosas andinas. Asimismo, en la línea de reflexión planteada por Mannheim, el ensayo de Claudia Berríos-Campos presta atención al tema del ostracismo físico y espiritual, junto con las oraciones y cantos quechuas que se manifiestan en escenas prehispánicas de castigo en la Nueva corónica. Este trabajo también interseca los artículos de Husson (2016) y Khaimovich (2015) sobre fuentes indígenas y oraciones cristianas en quechua que se expanden en dos ensayos acerca de la traducción y la inclusión de la Nueva corónica en antologías contemporáneas de literatura peruana.
Siguiendo con el asunto de la lengua, otro ensayo en el volumen editado por Husson, “Traducción y traición” de Terrón (2016), analiza el episodio del encuentro entre Atahualpa y Pizarro en Cajamarca, prestando atención a los tiempos verbales de la narración de estos eventos. Terrón propone que Guaman Poma usaba el tiempo verbal pretérito para referir el grandioso pasado del imperio inca, mientras que empleaba el presente para describir la catástrofe de la colonización. La analista literaria también distingue entre un “decir arraigado” y un “decir fuera de lugar”, y concluye que la versión guamanpomiana de este episodio es “auténticamente indígena” en contraste con las relaciones españolas. Por otro lado, “Un inconcluso proceso” de Carrillo Jara (2016), en el libro editado por Mamani Macedo, observa la presencia de Guaman Poma en el canon oficial de las letras hispano-andinas en antologías literarias del siglo XX. La inclusión de la Nueva corónica en el canon de las antologías de literatura peruana es un proceso incompleto debido a indeterminaciones lingüísticas, históricas y bibliográficas (por ejemplo, la traducción al español sin considerar o revisar el texto en su cita original), así como la incertidumbre de su género. Y, a pesar de estas inconsistencias, Carrillo Jara señala que las antologías convierten traducciones, interpretaciones y lecturas del texto en el canon contemporáneo de las letras andinas. No obstante, la occidentalización y la distorsión de la escritura del autor andino descubre su carácter heterogéneo y la necesidad de plantear algo equivalente a un canon intercultural, tal como lo propuso Antonio Cornejo Polar.
Tres capítulos adicionales en el volumen preparado por Mamani Macedo prestan atención a un área menos estudiada: el legado guamanpomiano en la poesía peruana contemporánea (Huamán, Espino Relucé, Mamani Macedo). “Música, poesía y danza” de Huamán (2016), que dialoga con los ensayos de Husson y Mannheim mencionados antes, examina canciones y bailes de hombres y mujeres que se encuentran en la Nueva corónica: uaco, haylle (celebración del triunfo), uaricza (canción ritual entre el inca y una llama), aya haraui (diálogo entre un hombre y una mujer), uarmi uaca (la canción de una guerrera Anti), quirquiscatan mallco (el compromiso ritual hacia lo sagrado y el inca) y saynata (canción burlesca). Huamán anota interpretaciones equivocadas de estas canciones en los textos de los cronistas españoles y señala, como Carrillo Jara, la necesidad de considerar el carácter heterogéneo del fenómeno transcultural, la oralidad y la memoria que se recogen en la obra de Guaman Poma. Por su parte, “La travesía sublevante” de Espino Relucé (2016) se centra en poemas líricos quechua y en los bailes descritos por el autor para establecer una conexión entre estas prácticas y los géneros poéticos contemporáneos en quechua, como por ejemplo el tinkawankay. La palabra oral de la poética andina se torna ambivalente cuando se escribe, porque interactúa con dibujos y da como resultados textos polifónicos. “Informe al Rey” de Mamani Macedo (2016b) estudia las relaciones entre Informe al Rey (1967) del poeta Juan Gonzalo Rose y la crónica de Guaman Poma. Este capítulo observa la continuidad entre canciones y oraciones andinas y los poetas peruanos de diversas generaciones (Verástegui, Espezúa, Rose), reflexionando sobre el diálogo dinámico entre poesía e historia, escritura y reescritura, memoria y lo profano a lo largo del tiempo. Es así como Nueva corónica se puede entender como un “poema-crónica” o un “poema-archivo” en el que se registra la historia y se reescribe por medio de diversos géneros poéticos.
El estudio de las imágenes y retórica visuales es el centro de atención de siete ensayos en los volúmenes citados de Adorno y Boserup, Husson y Mamani Macedo. “Dedications and Devils” de Nielsen y Fritz Hansen (2015), “Inca Kings, Queens” de Ossio (2015) y “Lives of Saints” de Prévôtel (2015), en Adorno y Boserup; “Enanos y corcovados” de Holland (2016) en Husson; y “Guaman Poma en un texto” de Plasencia Soto (2016), “Y mandó retratarse” de Falcón Huayta (2016) y “Contra la forclusión” de Valle Quispe (2016), en Mamani Macedo. Nielsen y Fritz Hansen estudian dedicatorias e iconografías del diablo como motivos en la Nueva corónica y las comparan con fuentes mesoamericanas como el Codex Florentino de Bernardino de Sahagún. Los autores concluyen que ambas obras comparten fuentes europeas que incluyen la demonización de las religiones prehispánicas. El tema de la demonología también es estudiado en esta revista por Giovanni Salazar-Calvo en su ensayo sobre el consumo de la coca en la Nueva corónica. Salazar-Calvo opera el análisis textual e iconográfico de escenas de consumo de coca y argumenta que la evidencia de su uso regulado en tiempos prehispánicos sugiere la capacidad ordenadora de los incas, idea que se contrapone a la demonización de este arbusto en las crónicas españolas. Siguiendo con la línea de análisis de textos visuales, el capítulo de Ossio (2015) en Adorno y Boserup compara representaciones escritas e icónicas de la nobleza inca en los códices de Guaman Poma y Murúa (Galvin y Getty), con especial atención a los diseños de tocapu en los textiles. El antropólogo muestra la falta de correspondencia de estos diseños en los dibujos de los tres manuscritos y señala que aquellos trazados por Guaman Poma corresponden a los tocapu en uncus originales (camisas incas de hombres). De esta manera, Ossio confirma el alto grado de exactitud y consistencia de las fuentes nativas del cronista andino. Además, el análisis iconográfico que hace Prévôtel (2014) de dibujos de Guaman Poma revela que grabados del Flos sanctorum, particularmente aquellos incluidos en la edición de 1580, demuestran el acceso del autor a la imaginería hagiográfica cristiana. De esta manera apreciamos el uso de códigos españoles y andinos de representación que plantea a indios como mártires y a españoles como pecadores con el objetivo de alcanzar a diversos lectores y establecer una protesta visual contra la colonización española. El análisis iconográfico de las ilustraciones en la obra de Guaman Poma junto con los grabados y estampas europeos que pudieron servir de fuente continúa en el artículo que esta historiadora del arte publicó en Letras en 2014. Si vamos ahora al volumen de Husson, el capítulo de Holland (2016) presta atención a la representación iconográfica de enanos que sostienen parasoles y se pregunta por el origen de estos artefactos: ¿Europa, Asia o los Andes? Holland propone que las imágenes vienen de China a los Andes por medio de las pinturas de misiones jesuitas en Japón, quienes produjeron formas híbridas de representación artística.
Tres artículos en el volumen coordinado por Mamani Macedo señalan conexiones entre Antropología, Arqueología y Literatura para examinar la memoria andina prehispánica. A partir de Icono y conquista de Mercedes López-Baralt (1989), Plasencia Soto (2016) comenta las interferencias entre diferentes modos de comunicación (oral y escrito) y los discursos (bíblicos, memoria andina, iconografía, denuncia de la violencia frente al rey) y concluye, como otros ya han apuntado, que la ambivalencia genérica de la Nueva corónica aspiraba a alcanzar una diversidad de lecturas. El capítulo de Falcón Huayta (2016) trabaja en las intersecciones de la Arqueología y la iconografía para confirmar el reclamo guamanpomiano sobre un retrato de Manco Inca en una piedra (Inkapintay) cerca del Cuzco como un ejemplo de memoria andina histórica. El autor presta atención a las distorsiones de varias descripciones de este retrato a lo largo del tiempo y su significado simbólico durante la guerra de resistencia de Manco Inca. Finalmente, el ensayo de Valle Quispe (2016) demuestra la vigencia de los textos visuales guamanpomianos en la cultura popular peruana con el examen de narrativas gráficas contemporáneas por artistas como Miguel Det y Markus Ronjam, que utilizan los dibujos del cronista para ilustrar críticamente la esfera política peruana actual.
La percepción colonial de sociedades andinas prehispánicas es un área temática explorada en ocho ensayos de estos volúmenes. “The ‘Military Miracles’”, de Nir (2015), en Adorno y Boserup, estudia las apariciones de Santiago y la Virgen María durante el sitio del Cuzco por las fuerzas de Manco Inca en 1536. Este capítulo sugiere leer estos milagros no como imposiciones del discurso hegemónico español, sino a la luz de la ideología militar inca. Ello quiere decir que podríamos estar ante un ejemplo de cómo la cultura andina negociaba y reconstruía una situación de conquista y colonización según la cual el ganador aseguraba apoyo divino y justificaba su victoria. Además, en el volumen de Husson, la contribución de Nir propone mirar de cerca dos periodos de conflictos entre los incas y los Chancas. El historiador concluye que la tradición sobre el segundo periodo sigue fuentes chancas que demuestran que hubo dos versiones del mismo suceso histórico. La crónica de Guaman Poma incluyó la versión chanca, en contraste con la historiografía española que registró la versión inca. El tema de la conquista militar y la intervención de milagros se aborda también en los artículos de García-Bedoya (2020) y Lamana (2020) que se incluyen en este número monográfico.
Tres ensayos adicionales en el volumen de Husson se centran en la sociedad inca prehispánica. El capítulo de Szemiñski (2016) acerca del uso guamanpomiano de fuentes incas y no incas para presentar a los capitanes prehispánicos conecta la atención que Nir presta a los conflictos entre los incas y otros grupos étnicos. Entre los temas que Szemiñski explora se encuentran los reyes incas previos a la dinastía cuzqueña, la conquista inca de Chile con Pachacuti y la relación entre los incas y los collas de Bolivia. Por su parte, el ensayo de Moscovich “¿Testigo de la administración imperial?” (2016) argumenta que la Nueva corónica provee mucha información acerca de los Andes prehispánicos mientras difiere de las obras de autores españoles porque ofrece detalles descriptivos de los oficiales incas. Moscovich estudia estas descripciones e inconsistencias aparentes -una reflexión que también guía los ensayos de Lamana (2020), Morales (2020), Salazar-Calvo (2020) y Velázquez Castro (2020) en esta edición de Letras. El capítulo de Moscovich establece un diálogo con el estudio de Szemiñski sobre las descripciones guamanpomianas de agencias de gobierno inca y el examen que hace Zuidema (2015) de la jerarquía inca antes y después de la conquista española en el volumen editado por Adorno y Boserup. Una vez más Szemiñski señala que Guaman Poma se distingue de los autores españoles de su época por la información detallada que provee sobre la educación de especialistas y profesiones durante el tiempo del incanato. El capítulo de Zuidema, a su vez, estudia los grupos incas según edades cuyas descripciones detalladas en Guaman Poma incluyen mucha información sobre la ropa y la textilería. El trabajo en estos rangos se organizaba según principios temporales que estaban en la matriz del calendario político del Cuzco.
Un último ensayo en el volumen de Husson ofrece una mirada interesante de la sociedad prehispánica. El capítulo de Roberge “El juego en el Perú prehispánico” (2016) demuestra que los juegos eran más que entretenimiento. Entendidos como rituales, los juegos se organizaban en, por lo menos, tres grupos: habilidad y fuerza, suerte asociada con adivinación y estrategia para organizar la distribución de bienes. Este ensayo también resalta la protesta guamanpomiana ante la incomprensión y mal uso de juegos que pasaron de ser rituales a vicios y pecados después de la conquista. A esto se añade “Son indios belicosos” de Cornejo Chamorro (2016), en el libro editado por Mamani Macedo, que enfatiza el conocimiento del cronista acerca de los indios Antis, su visión del mundo y los intercambios interculturales y comerciales con los incas. En todos estos capítulos uno recoge la lectura de lo que distingue a Guaman Poma de los cronistas españoles de su tiempo que también escribieron sobre los Andes.
Como indiqué páginas atrás, la violencia y sus diferentes manifestaciones es un tema frecuente en muchos ensayos de los tres volúmenes, junto con las contribuciones que aparecieron en Letras (2014) y en el número actual que presentamos. Los capítulos de Cárdenas Bunsen (2015) y Nir (2015) en Adorno y Boserup; Nir (2016) y Szemiñski (2016) en Husson; y López Lenci (2016), Cornejo Chamorro (2016) en Mamani Macedo; así como Rosenthal (2014) en Letras, y Berríos-Campos (castigos y destierro) y Velázquez (cuerpos violentados), en la presente edición de la revista, examinan la violencia en una gran variedad de niveles. Tres estudios adicionales de la colección de Mamani también se ocupan de este tema desde el punto de vista de la extirpación de idolatrías y los roles de Joseph de Acosta y Francisco de Ávila (Chaupis y Aguilar, 2016) y la violencia textual usada por el cronista indígena para expresar un testimonio doloroso del Perú colonial (Matienzo, 2016). A propósito de la violencia sexual y su uso como mecanismo de poder, control y castigo, los ensayos de Berríos-Campos y Velázquez en este número de Letras lo estudian de cerca en el contexto de tormentos, condenas e injusticias. Es interesante apuntar que el tema de la violencia lingüística y textual también se analiza en “Literalidades híbridas” de Mariano Lessa (2016), en el libro editado por Mamani Macedo, y en León Llerena (en este número de Letras), así como la manera en que la lectura de la obra de Guaman Poma ha tenido un impacto en el análisis del tema entre maestros indígenas de Brasil.
La discusión de la categorización de la obra de Guaman Poma como historia o etnografía es un tema prevalente a lo largo de varios trabajos en los libros publicados entre 2014 y 2016. Además de las investigaciones organizadas en áreas de estudios interseccionales que he comentado aquí, los ensayos de Salomon (2015), Prévôtel (2016) y Landa Vásquez (2016) se unen a los de Husson (2015) y Mannheim (2015) para discutir la naturaleza etnográfica e histórica de la Nueva corónica. “Guaman Poma’s Sapçi” de Salomon parte del presente etnográfico de la casa de gobierno de la comunidad de Rapaz para investigar la institución prehispánica y colonial temprana acerca de los almacenes del pueblo. El antropólogo argumenta que el concepto actual de sapçi deriva de épocas anteriores a los incas y fue adaptado por ellos, lo cual se menciona en la obra de Guaman Poma. El cronista además señala que el sapçi colonial fue una contribución andina para el gobierno colonial. “La etnografía y Guaman Poma de Ayala” de Landa Vásquez se pregunta si las descripciones testimoniales del autor andino se deben entender como historia o etnografía. El antropólogo peruano se centra en la conexión entre la experiencia de eventos de primera mano y las descripciones de testigos cuyas declaraciones son luego interpretadas y registradas por los oficiales y notarios del gobierno español. Landa Vásquez concluye que Guaman Poma es más un historiador que un etnógrafo, porque no experimentó muchos de los sucesos que relata. Por su parte, “Historia y memoria” de Prévôtel (2016) parte del concepto contemporáneo de memoria de Maurice Halbwachs y Pierre Nora para examinar la idea de memoria colectiva de Guaman Poma en tanto forma de preservar el pasado histórico que se recrea para servir los intereses e identidad del autor o el grupo que el autor representa. En la conclusión de su ensayo, la historiadora del arte señala la distinción entre la verdad histórica y la verdad simbólica que surge en la lectura de la obra de Guaman Poma. Este ensayo ofrece una respuesta potencial a las preguntas sobre el carácter etnográfico de la Nueva corónica planteado por Husson, Mannheim y Landa Vásquez.
Las conversaciones interdisciplinarias que he resumido a partir de 45 ensayos publicados entre 2014 y 2016, a los que se suman los 12 artículos de este número de Letras, demuestran que la obra de Guaman Poma es una de las expresiones más reconocidas del punto de vista nativo acerca de los Andes durante la dominación española. No solo provee claves sobre el pasado, sino también sobre nuestro presente. La Nueva corónica es también un programa para conservar la memoria, registrar y contar la historia con elementos retóricos europeos y andinos. Después de más de cuatrocientos años, la vida y obra del autor andino continúa siendo un tema atractivo de estudio, enigmático, críptico y esquivo para la comprensión occidental de la historia, la etnografía y la literatura latinoamericanas. Las aproximaciones a esta obra monumental son más productivas cuando se incluyen voces y puntos de vistas de estudiosos y artistas desde dentro y fuera de diferentes círculos. La continuidad de la obra de Guaman Poma cumple una función significativa en las artes, humanidades y ciencias sociales del Perú actual, además de constituir una herramienta fundamental para comprender la política de la (auto)identificación en el mundo andino del pasado y el presente.
Los objetivos de este número monográfico de la revista Letras responden a cuatro necesidades del campo de estudios guamanpomianos: (1) continuar y reforzar la celebración de la Nueva corónica y buen gobierno por Felipe Guaman Poma de Ayala más allá del cuarto centenario de su producción; (2) ofrecer un estado de la cuestión acerca del lugar que ocupa la obra de Guaman Poma de Ayala en los estudios de la subjetividad andina e indígena de América; (3) revisar y repensar las lecturas de la obra de Guaman Poma en su contexto, así como el impacto que tiene hasta el día de hoy en el reconocimiento de historias del mundo y del pensamiento andino, que son alternativas a las historias escritas desde la perspectiva europea, y (4) proveer un foro de discusión entre especialistas que se aproximan a la obra de Guaman Poma desde diferentes horizontes académicos (en distintos lugares como Sudamérica, Norteamérica y Europa). Por estas razones, los ensayos reunidos en este número de Letras abordan la Nueva corónica en su contexto de producción y en su impacto en los estudios sobre el mundo y la subjetividad andinos hasta el día de hoy. Cada uno de ellos ofrece, en primer lugar, reflexiones sobre la construcción de respuestas alternativas a la forma europea de ver el mundo indígena de América. Abordan también intersticios y supuestos vacíos, silencios, omisiones, aparentes errores y confusiones que han sido apuntados por estudiosos de la historiografía y que sirven, más bien, como punto de partida para (re)lecturas críticas de esta obra. Dichos silencios, omisiones y errores pueden entenderse como tema o como elemento de la estrategia retórica que el cronista andino utilizó para negociar de la mejor manera posible el lugar de su texto, su producción y difusión en la “zona de contacto” colonial. Si leemos dichos silencios, omisiones y errores de la Nueva corónica como respuestas alternativas a la lógica colonial del imperio español bajo la cual se “escribió oficialmente” la historia andina a partir del siglo XVI, observaremos que aquellos constituyen uno de los recursos más reveladores de su lugar de enunciación y discursos alternativos a la lógica imperial europea. La heterogeneidad de la obra de Guaman Poma -que se interpreta por muchos como carácter alternativo a la forma occidental de conocer mundos- sigue vigente en las sociedades indígenas globales del presente. No solo la Nueva corónica y buen gobierno constituye un icono cultural en los países latinoamericanos -y otras partes del mundo donde hay poblaciones indígenas que han sido desplazadas por conquista y colonización-, sino mantiene su naturaleza de opera aperta (Eco, 1985 [1962]) que generaba y genera una relación particular entre autor y lector; una obra en movimiento donde lo ambiguo, lo mudo y silencioso que acompaña a la imagen estridente, lo absurdo y lo incoherente, lo indeterminado y lo heterogéneo reflejan crisis pasadas y presentes que siguen buscando remedio