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Reseñas

Espezúa Salmón, Dorian (2017). Las consciencias lingüísticas en la literatura peruana. Lima: Lluvia Editores, Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, Latinoamericana Editores.

Milton A. Gonzales Macavilca1
http://orcid.org/0000-0001-6959-0596

1Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú Contacto: milton.gonzales@unmsm.edu.pe


¿En qué radica la singularidad de la literatura peruana? Una somera revisión de la historia de la literatura universal nos permitirá comprender que, sin importar las nacionalidades, los grandes temas literarios desde la Antigüedad hasta nuestros días son siempre recurrentes: el amor, la traición, la soledad, la abulia, el fracaso, etc. Sin embargo, las literaturas no son siempre las mismas: cada cual se vincula de una manera determinada con sus contextos sociales, históricos, ideológicos, culturales y, sobre todo, lingüísticos.

Dorian Espezúa Salmón propone, precisamente, que la identidad, lo propio, lo singular de la(s) literatura(s) peruana(s) se encuentra estrechamente vinculado a las lenguas literarias que son reconocidas como tales y, por ende, usadas para la escritura. Ello le permite plantear una interrogante altamente sugestiva: ¿todas las lenguas son "útiles" para la escritura literaria? Resulta evidente que aquello solo podrá ser contestado a partir del estudio de las reflexiones que los propios autores desarrollan sobre la lengua que utilizan para concretar sus proyectos literarios.

En tal sentido, este libro "se propone dar cuenta de las consciencias lingüísticas escriturales en la literatura peruana desde el choque cultural de 1532 hasta inicios del siglo XXI" (p. 15). Sin duda alguna, se trata de uno de los proyectos más ambiciosos de las últimas décadas en el campo de los estudios literarios. El libro está conformado por ocho capítulos. En el primero, retoma las lecturas sociohistóricas y las categorías teóricas de Antonio Cornejo Polar para poder abordar el tema de las ideologías lingüísticas en relación con los sistemas literarios peruanos, que son básicamente tres:

[1] el culto, ilustrado, erudito o de élites que escribe en español o en alguna de las principales lenguas metropolitanas; [2] el sistema literario popular, provinciano o marginal que también escribe en español; y [3] el sistema literario en lenguas nativas que obviamente se "escribe" en una de alguna de las 47 lenguas indígenas que tienen escritura. (p. 31)

Asimismo, estudia los periodos histórico-literarios en que la lengua desempeñó un papel protagónico, como los de imposición y estabilización colonial, el de la República oligárquica y, finalmente, el periodo de las vanguardias e indigenismos.

Cada uno de los seis capítulos siguientes los dedica, respectivamente, al estudio interdisciplinario (lingüístico y literario) de seis escritores imprescindibles para la construcción de nuestra tradición literaria: Guaman Poma de Ayala, Inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma, Manuel González Prada, Gamaliel Churata y José María Arguedas. En cuanto a la consciencia lingüística del primero de ellos, Dorian Espezúa sostiene:

La consciencia expresiva del cronista dibujante concuerda con su proyecto de no desaparición de los indios que implica la no desaparición de las lenguas y, por lo tanto, la visibilización de la diversidad lingüística del mundo andino. [...] Estamos hablando de una consciencia práctica por la cual se registran voluntariamente las voces de otros cultural y lingüísticamente diferentes muchas veces sin traducirlos. Es una consciencia relacionada con un saber pragmático que, al margen de la teoría, no olvida la responsabilidad ética por la cual los indios deben hablar y escribir en su lengua y usando sus propios recursos mnemotécnicos para sobrevivir. (p. 109)

Para llegar a estas conclusiones, Espezúa ha tenido que realizar un estudio de lingüística histórica que le permita evidenciar la evolución diacrónica del español y las variaciones dialectales del quechua. En cambio, en su estudio sobre el Inca Garcilaso de la Vega, abandona este enfoque y se interesa por demostrar el dominio formal que el autor cusqueño tenía del quechua y del español de la época, lo cual resulta altamente sugestivo si recordamos que en la obra analizada por Espezúa —la primera parte de Comentarios reales de los incas— no aparece ni un solo párrafo en quechua. Sin embargo, el bilingüismo coordinado del autor se explicaría de la siguiente manera:

El bilingüismo en los Comentarios no implica la utilización de lenguas en igual porcentaje; consiste más bien en la competencia y el conocimiento que tiene el Inca Garcilaso del aspecto formal y estructural de las lenguas comprometidas en el texto y que a saber son el castellano y el quechua. Este bilingüismo va acompañado de una biculturalidad propia de un sujeto mestizo […]. La competencia bilingüe del cronista mestizo se manifiesta en su actividad traductora y en las explicaciones gramaticales que hace de vocablos básicamente pertenecientes al quechua cuzqueño […]. En consecuencia, el dominio de la lengua se convierte en un requisito legitimador de la versión del cronista y el dominio de una lengua le da, en términos de Lubomir Doležel, una "autoridad autentificadora" […]. Hay, entonces, una ecuación que liga cuatro elementos: lengua, historia cultura e identidad. (pp. 166-167)

Por otro lado, el caso de Ricardo Palma merece un tratamiento distinto debido a que en él la consciencia metalingüística es palpable en gran parte de su obra. Por ello, la primera interrogante que debe responder Espezúa es la siguiente: ¿dónde buscar la conflictiva consciencia lingüística de Palma? Así, su corpus lo constituyen, en primer lugar, los textos de no-ficción y aquellos que oscilan entre la ficción y la no-ficción, como es el caso de algunas tradiciones (v. g. "Bachilón"); a estos se suman el Epistolario general (1846-1919), Neologismos y antiamericanismos (1896), La bohemia de mi tiempo 1848 á 1860 (confidencias) (1899), Recuerdos de España (1899), Dos mil setecientas voces que hacen falta en el diccionario. Papeletas lexicográficas (1903) y las "Intervenciones" de Palma, que fueron registradas en las actas de la Real Academia Española de 1982.

A partir de una detenida revisión de todo este material, el estudioso sostiene que la consciencia lingüística de Ricardo Palma "depende de la relación que establece con la Real Academia Española (RAE) frente a la cual tiene las siguientes actitudes […]: actitud purista, actitud integracionista, actitud conciliadora, actitud de rebeldía parcial y, finalmente, actitud reconciliadora" (p. 201).

Tal como podemos observar, con Palma el asunto de las lenguas indígenas —cuya problemática era tangible en el caso de los cronistas citados anteriormente—, se ve desplazado del campo de la ejecución al campo de la reflexión: Palma no escribe en lengua indígena. Pero con González Prada la visión de las otras lenguas nacionales indígenas llegará a su punto más crítico. A partir del estudio

y comentario del artículo "Notas acerca del idioma" (1889), Dorian Espezúa determina que "[para González Prada] las lenguas indígenas (y por extensión los indios que hablan esas lenguas) son, en el esquema del llamado precursor del modernismo y del indigenismo, un obstáculo para la modernización de la sociedad peruana" (p. 275). A partir de ello, se establece una interesante comparación entre Palma y González Prada, la cual Espezúa explica del siguiente modo:

Ahora bien, de los dos el más nacionalista en términos idiomáticos es Palma porque propone la inclusión en el castellano peruano de quechuismos, regionalismos o neologismos usados y hablados en el Perú. El autor de Pájinas libres, en cambio, poco dice de las lenguas indígenas y, por el contrario, considera más importante el aprendizaje de lenguas extranjeras como el alemán, el francés, el italiano o el inglés. En términos idiomáticos, González Prada mira afuera y anhela lo extranjero, mientras que Palma mira dentro de la nación. (p. 278)

No es difícil comprobar que los aportes investigativos que realiza Dorian Espezúa en este libro son novedosos y de gran valor. Pero acaso lo más sugestivo de todo su trabajo se encuentra en sus reflexiones sobre Gamaliel Churata, la lengua kuika, su vinculación con la vanguardia y las relaciones con los paradigmas lingüísticos representados por el Inca Garcilaso de la Vega, el Ollantay y Felipe Guaman Poma de Ayala. Asimismo, en el caso de Arguedas, la explicación del proyecto de "representar en la literatura los conflictos socio-lingüísticos de un país plurilingüe y multicultural como el Perú" convierte a este libro de Espezúa en un material de consulta obligatoria.

Aunque en esta ardua revisión panorámica se dejan extrañar algunos casos que hubiesen significado una rica fuente de discusión sobre el asunto de las consciencias lingüísticas —podríamos pensar en César Moro, por ejemplo—, la rigurosidad, seriedad y ambición de este trabajo no sufren perjuicio alguno.

Finalmente, en el último capítulo —tan arriesgado como novedoso— se nos ofrecen los resultados de una encuesta que fue realizada en 2014 por el investigador a 21 escritores peruanos que utilizan lenguas nativas para sus creaciones literarias. La finalidad de esta encuesta era "rastrear la consciencia que actualmente tienen, de manera individual, sobre la escritura no solo, pero principalmente, literaria" (p. 401). Algunas de las conclusiones más interesantes de este trabajo de campo son las siguientes:

Estos escritores consideran que lengua, identidad y cultura se encuentran íntimamente relacionados, de manera que se sienten motivados para revalorar, recuperar, reconstruir, difundir, defender y fortalecer su lengua y su identidad cultural. Sin embargo, consideran que la revitalización de las lenguas indígenas depende de factores educativos y de la política lingüística del Estado […]. Son escritores que expresan no tener dificultades para escribir en lengua originaria, que ven como una ventaja escribir en lengua indígena para enunciar su cosmovisión y que tienen como principal dificultad la anarquía en el uso de los alfabetos. (p. 466)

Entonces, por todo lo dicho, podemos aseverar que Las consciencias lingüísticas en la literatura peruana, más que una conclusión definitiva, representa un nuevo y enriquecedor enfoque interdisciplinario de nuestra tradición literaria que, además, invita a la polémica y a la discusión. Ello, sin duda, resalta su valía y hace de él un aporte imprescindible para los estudios literarios en el Perú.

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