Reseñas

Mazzoti, J. A. (2016). Encontrando un Inca. Ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega. Salem, Nueva York, Lima, Axiara Editions, 2016; 236 pp.

José Güich Rodríguez1 

1Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú


Los estudios garcilasistas han experimentado grandes avances en los últimos años, tanto en el Perú como en Estados Unidos y Europa. No hay duda de que la figura del llamado "primer mestizo" genera un corpus cada vez más heterogéneo, pero siempre articulado y orgánico, extendido a múltiples dimensiones del quehacer intelectual, académico humanístico o científico-social. La conmemoración de los cuatrocientos años de su muerte sirve de escenario a una serie de nuevas publicaciones que prosiguen la construcción de un discurso teórico-reflexivo en torno de la obra del Inca y su condición precursora desde un mundo colonial que estaba atravesando por sus primeras etapas durante la infancia del escritor. A los aportes de Miró Quesada, González Vigil, Durand, Max Hernández, entre otros grandes estudiosos, se suma Encontrando a un Inca. Ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega, del investigador peruano José Antonio Mazzotti. Se trata de un conjunto de trabajos que el autor ha desarrollado a lo largo de varios años. El diálogo intertextual con un libro de Alberto Flores Galindo, Buscando un inca, alude a un cierre y a un renacer en las preocupaciones por desentrañar la compleja trama de la identidad histórica peruana.

En 1996, JAM publicó Coros mestizos del Inca Garcilaso: resonancias andinas; propició, de este modo, una renovación en el ámbito de las exploraciones de un escritor del cual nos separan siglos. No obstante, su pensamiento es actual y reclama preguntas y respuestas a la altura de su complejidad. En su nueva entrega, Mazzotti se ha propuesto diseñar un recorrido amplio por este universo, de modo que la visión de conjunto dé cuenta plena de todas las dimensiones que involucra el concepto de memoria, trasplante cultural y sincretismo ideológico subyacentes en la obra del cusqueño. Sin duda todo ello cobra inusitado valor en la actualidad para un país que aún está en proceso de cambios colectivos. Ellos redefinen el concepto de identidad o de lo peruano en un país marcado por las secuelas traumáticas de la guerra interna, análogo al mundo conocido por Garcilaso, que a su vez nacía de la colisión entre dos estructuras antagónicas en todos los planos y de una cruenta guerra entre facciones españolas.

El primer capítulo, "El Inca Garcilaso en su complejidad", propone una perspectiva histórico-biográfica, que describe los primeros años del autor, así como el paulatino emerger de la carrera de las letras en consonancia con la tradición de su familia española. Esta también destacó porque varios de sus miembros cultivaron por igual la escritura y la carrera de las armas. Luego de su viaje a España, gracias al apoyo del padre –caído en desgracia por una injusta acusación de felonía en el campo de batalla durante las guerras civiles entre conquistadores-, se consolidará su inclinación por el humanismo clásico, que cohabitará con el legado de su otra rama, la materna, descendiente de la nobleza cuzqueña. Se incluyen referencias a las obras del Inca. La sección culmina con una reflexión sobre la identidad americana, a la que Garcilaso contribuye de manera trascendental.
En el siguiente capítulo, "Garcilaso en el Inca Garcilaso", Mazzotti plantea ideas sugerentes en torno de la genealogía del cronista, que se convierte en un instrumento en la comprensión de su sicología y de los impulsos vitales que dinamizaron su trayectoria como un puente entre los mundos en conflicto. Esto lo llevaría, dentro de los cánones renacentistas, a construir una visión particular de la historia y a, él mismo, resignificarse dentro de ella, adoptando un nombre distinto. La tercera parte, "La Florida del Inca, el Rey Alarico y el proceso de construcción identitaria en el Inca Garcilaso", está dedicada a desentrañar aquello que caracteriza al tratamiento que hace del pasado como una suerte de "verdad" sometida a metamorfosis sin alterar su esencialidad, utilizando "La Florida del Inca" como punto de apoyo.

Las secciones cuarta y quinta son complementarias, pues la primera de ellas aborda cuestiones relacionadas con las diferentes "construcciones" o "narrativas" que los cronistas elaboraron sobre la materia indígena, mientras que la segunda concentra esfuerzos en el saber andino de las edades remotas valiéndose de los pasajes iniciales de los Comentarios reales.

En el sexto, "El Inca y la cruz: Los Comentarios se persignan", Mazzotti expone la problemática acerca de cómo el tratamiento de la historia anterior a la llegada de los españoles, es decir, el período de la expansión del Imperio, deberá amoldarse a las claves o códigos del cristianismo, lo cual permita justificar el porqué de la Conquista en términos de la incorporación de pueblos que viven en la gentilidad. Gracias a sus valores intrínsecos, aquellos pueden aspirar a convertirse en seguidores de la fe que hasta ese momento no les ha sido revelada, dado que se haya en un estadio anterior de la "historia de la salvación".

Las secciones siete y ocho se concentran en cuestiones semánticas, simbólicas e iconográficas que el Inca expone en los Comentarios, estableciendo una especie de cuadro de analogías y transposiciones de dos universos en principio irreconciliables, a las cuales el Cronista desea dotar de conexiones o elementos de vinculación que permitan establecer una continuidad en el tiempo, así como una lectura posible de la cosmovisión andina. La personalidad pionera del Inca reluce en cuanto a un esfuerzo por explicar una realidad desde la observación detallada de los rasgos externos, las costumbres de los pueblos y sus modelos de estructurar el cosmos.

El noveno capítulo, "Garcilaso y el bien común: mestizaje y posición política", es uno de los más sugerentes del libro. En el texto, Mazzotti propone vías de comprensión acerca de cuáles son los planteamientos políticos del Inca en torno de la conducción de los súbditos en reino multiétnicos, donde juegue un papel preponderante una alianza entre los administradores españoles y la élite noble del Cusco. No anhela un retorno, ya imposible, a los días del esplendor inca, sino una sociedad modélica que garantice el bienestar dentro de los parámetros estamentales del antiguo régimen.

La siguiente sección, "Garcilaso y los orígenes del garcilacismo", aborda con profundidad uno de los temas de mayores resonancias: los Comentarios reales de los incas como una pieza inserta en el imaginario del Perú sobre sí, especialmente a partir de cómo fue recibido el texto y las diversas interpretaciones que fue produciendo a lo largo del tiempo. Por su parte, el penúltimo capítulo se concentra en el problema de las ediciones de los Comentarios, resaltando la necesidad de versiones que fijen el texto sin alargar innecesariamente las notas aclaratorias.

El cierre del libro, "El Inca Garcilaso y el sujeto migrante", maneja con criterio y creatividad un concepto teórico en boga durante los últimos años y en cuya construcción fue crucial el aporte del recordado crítico, investigador y maestro Antonio Cornejo Polar. Mazzotti hace uso de ese instrumental con el objetivo de resaltar la condición precursora del Inca: el "primer historiador mestizo del continente". Para ello, describe las cuatro formas de trasplante que encarnó en ese largo proceso de simbiosis cultural: lingüístico, onomástico, discursivo y geográfico. Sugiere Mazzotti que Garcilaso es un adelantado de la migración no solo en términos del espacio, sino de la subjetividad de quien debe ubicarse en territorios fronterizos o en intersecciones híbridas.

Sin duda "Encontrando un Inca" está llamado a convertirse en una referencia ineludible para todos aquellos que aspiren a iniciarse en los estudios garcilasistas. Brinda una visión panorámica de los aspectos relevantes y polémicos del tema. Para el especialista también es una fuente de mucha utilidad: describe "el estado del arte" y expone los avances y el nivel al que han llegado los sondeos sobre un personaje y una obra determinantes en la historia de las ideas en el continente y en la elaboración del "relato" hisstoriográfico que lo constituye. El Inca es un fuerte estímulo en una gama amplia de órdenes. Y el hecho de que las interpelaciones rigurosas e imaginativas sobre su legado se diversifiquen con abundancia es una prueba de que se ha convertido en un símbolo imperecedero de aquello que el Perú podría aún ser, citando a Basadre: no solo un problema, sino una posibilidad que instale a la nación definitivamente en el orbe (José Güich Rodríguez).

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