Reseñas
1Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú
La aproximación a escrituras disímiles constituye el punto de partida de este texto en el que Aymará de Llano encara la tarea difícil y hasta arbitraria pero siempre desafiante de seleccionar poemas. Como sostiene Gonzalo Espino Relucé en el pró- logo, la singular y valiosa investigación de Aymará de Llano radica precisamente en llevar al lector a incursionar en poé- ticas que no siempre son atendidas y en autores que con frecuencia son olvidados por el mercado editorial. Al mismo tiempo, el sostenido trabajo que viene realizando de Llano con la literatura peruana le permite abordar con solidez el análisis de tres poetas que orientan su escritura hacia lugares diferentes. La elección del título, deudor de un poema del peruano César Vallejo, se entronca no sólo con el manejo de la palabra poética sino con un fuerte entramado en la poesía peruana lo que significa un destacado reconocimiento a esa literatura que encontró, en este género, un modo notable de expresión y una ligazón singular entre diversas estéticas. Los autores elegidos son los peruanos César Moro, Martín Adán y Efraín Miranda. De cada uno de ellos de Llano selecciona poemas e incorpora un estudio preliminar. Los estudios específicos ofrecen una lectura alternativa a ese modo que responde a homogeneizaciones y que no siempre han funcionado enriqueciendo el campo disciplinar (21).
De César Moro elige algunos poemas incluidos en La tortuga ecuestre el único poemario que escribió en castellano y un estudio que lleva por título Lectura afásica y sus perspectivas embriagadoras. Abre este trabajo una síntesis de la ubicación de Moro en el campo literario peruano y sus vínculos con el surrealismo. Las referencias a las fechas de escritura de los libros y a las de publicación indican cómo funcionaban las leyes del mercado pese a estar frente a una poética deudora del surrealismo con fuerte presencia en el ámbito peruano y en la que predomina una retórica plena de imágenes que por momentos chocan con una sintaxis caótica que, en tanto experiencia escrituraria, es el grado máximo al que se puede llegar en textos vanguardistas (42). Cierra este estudio una breve referencia al epistolario de Moro; el modo de abordarlo está sostenido en la búsqueda de referencias que puedan dar cuenta de los vínculos más privados de Moro y, al mismo tiempo, de encontrar en este espacio discursivo un sitio desde donde plantear cuestiones de carácter teórico ya que es en las cartas donde emergen algunas referencias que permitirían una mayor comprensión de su obra. Cartas a Antonio constituye un modo casi lateral de abordar su obra poética, o, una suerte de meta-texto autoral explicativo de su poemario La Tortuga Ecuestre (39).
El segundo capítulo, titulado Hacia un vacío de sí, se centra en Martín Adán, de quien la Revista Amauta había publicado algunos sonetos. Si bien la novela La casa de cartón es su obra más conocida, con La Rosa de la Espinela, en términos editoriales (79), adquiere una mayor visibilidad. Su segundo poemario es Travesía de extramares, texto elegido por de Llano para abrir este capítulo de Calentar la tinta. El análisis toma en cuenta los sesenta y un poemas que integran el libro y atiende de modo especial el uso las citas procurando engarzarlas con cierta tradición literaria y con una singular estrategia por parte del poeta: Distraen de manera tal que el abordaje del soneto es retardado por el asedio de las citas en el idioma original (82). Asimismo se detiene en el uso de los epígrafes y en el modo en que Adán no responde absolutamente a la tradición, esto es como comentario o esclarecimiento del título (ibid.), sino que por el contrario apela al epígrafe casi a la manera contemporánea es decir, procurando marcar o anticipar cuestiones que se desarrollarán a lo largo del poema. La investigadora focaliza, además, en los aspectos que ligan esta poética con el barroco en lo que se refiere al modo en que generó una notable experimentación en el campo del lenguaje, aspecto que Adam desplegó no sólo desde el lado creativo sino desde el lugar del investigador.
La tercera parte está dedicada a Efraín Miranda, trabajo que se inicia con una sólida referencia a la literatura peruana y a las culturas originarias. El título de este capítulo anticipa en gran medida en contenido del mismo: El estar y el ser en una poética militante. Para llegar a esta afirmación de poética militante, de Llano realiza un despliegue teórico que constituye un aporte sustantivo para el abordaje de los poemas de Miranda, más allá de las aclaraciones que la autora hace en cuanto a que su posición tanto geográfica como cultural implique limitaciones en el tratamiento de esta problemática puesto que señala que carece de acreditación especial para hablar de la cultura otra. Esta cuestión, que tal vez signifique un cierto distanciamiento o exterioridad del objeto de análisis, no impide que el trabajo realizado con la literatura peruana, o quizás sea mejor llamarla andina, tenga una solidez teórica notable sin dejar de lado un acercamiento casi íntimo a la poesía motivo de análisis. Aymará de Llano aborda el análisis de la poesía de Miranda con un alto grado de sensibilidad y de reconocimiento de la cultura otra junto con una solidez teó- rica que se engarza con estudios previos de la investigadora argentina que tienen como eje la literatura andina. El minucioso trabajo evidencia, por un lado, el valor otorgado a este poeta y por otro, el impulso que busca darle a un discurso que reconoce como militante en tanto y en cuanto polemiza con el sistema hegemó- nico establecido (157).
Calentar la tinta. Moro, Adán, Miranda aparta al lector de algunos límites que suele imponer la disciplina y ofrece, en cambio, una renovada lectura de tres poetas notables constituyéndose en un aporte inestimable para el estudio de la literatura peruana (María del Pilar Vila).