1. Introducción
Las variedades quechua y nihagantsi conforman dos familias lingüísticas ―la segunda, tradicionalmente llamada campa1, es una subrama dentro de la familia maipure, que a la vez pertenece al grupo de lenguas arahuacas2― cuyos territorios tradicionales colindan desde el centro hacia el sur del territorio peruano (véase Figura 1). La cantidad de variedades adscritas a cada familia es prácticamente indeterminable con
base en características lingüísticas formales (Campbell, 2012, pp. 67-68); siguiendo diferentes criterios3, sin embargo, se habla de aproximadamente ocho lenguas quechua (Torero, 2007, p. 39) y siete lenguas nihagantsi (Campbell, 2012, p. 76; Pedrós, 2018, p. 27). La Figura 1 ofrece la distribución geográfica de las dos familias, con énfasis en las variedades nihagantsi y quechua mencionadas a lo largo de este artículo.
Mapa de la ubicación tradicional de las familias quechua y nihagantsi.
Como ocurre con muchas de las lenguas del territorio peruano, los miembros de las familias quechua y nihagantsi presentan numerosos casos de ítems léxicos con contrapartidas muy similares ―cuando no idénticas― en la otra familia, que la literatura previa ha estudiado en la perspectiva del préstamo léxico. En este artículo se presenta un marco conceptual para el análisis de los préstamos léxicos en el contexto de las lenguas originarias de América; se desarrolla, asimismo, una revisión de dicha literatura para observar si las propuestas cumplen las condiciones de plausibilidad con las que se argumenta a favor de la existencia de un préstamo, en un recorrido que va desde fines del siglo XIX hasta la actualidad y que recoge tanto comentarios marginales, en obras de corte catequístico, como revisiones sistemáticas en publicaciones académicas. En la segunda sección de este trabajo se ofrece información sobre los repertorios fonológicos de las protolenguas y las clasificaciones internas de cada familia; en la tercera, se presenta un marco conceptual para el estudio del préstamo léxico; en la cuarta, se revisa, en el orden de publicación original, la literatura alrededor de los préstamos léxicos entre las familias en cuestión; en la quinta, se desarrolla el análisis de tres casos de supuestos préstamos léxicos entre dichas familias, en el marco de los conceptos antes expuestos; y en la sexta, se entregan conclusiones basadas en la revisión y análisis precedentes.
2. Inventarios fonológicos de las protolenguas y clasificación interna
El protoquechua, la variedad de la que se derivarían todos los miembros de la familia quechua, habría tenido el siguiente repertorio fonológico: consonantes /p, t, k, q, s, ʃ, h, ʧ, ʈʂ, m, n, ɲ, ɾ, l, ʎ/; y semicon- sonantes /j, w/ y vocales /a, i, u/ (Torero, 1983, p. 71)4. Asimismo, el protonihagantsi habría tenido las consonantes /p, t, k, g, ß, s, ʃ, h, ʦ, ʧ, m, n, ɾ/; semiconsonante /j/ y vocales /a, e, ɨi, i, o/ (Michael, 2011, pp. 12-13).
En la Figura 2, las variedades mencionadas en el cuerpo de este artículo ―y solo estas― aparecen en el contexto de la clasificación interna de cada familia. En el caso de la familia quechua, se recoge la propuesta de clasificación de Alfredo Torero Fernández de Córdova (1983, pp. 62-63, 78-85)5, pero incorporando algunas de las críticas de César Itier (2013, pp. 255-256; 2016, pp. 323-324); y en el caso de la familia nihagantsi, la propuesta de Lev Michael (2011, p. 7). La última aparece, además, con el grupo arahuaco como trasfondo (cfr. Payne, 1991, p. 365).
Clasificación interna de las familias quechua y nihagantsi.
3. Marco conceptual para el estudio del préstamo léxico
3.1. Terminología y definiciones
En este artículo, préstamo (P) es definido como "Un ítem léxico (una palabra) que ha sido ‘prestado’ de otra lengua, una palabra que originalmente no era parte del vocabulario de la lengua receptora, pero que fue adoptada de otra lengua e incorporada en el vocabulario de la lengua que se hizo de este préstamo"6 (Campbell, 1999, p. 58). Además, se utiliza lengua fuente (LF) para la variedad de la cual procede el P; lengua meta (LM), para la variedad que recibe el P; forma fuente (FF), para la forma (lexema, frase, etc.) de la lengua fuente a partir del cual se constituye el P en la lengua meta; y forma de entrada (FE), término y concepto que se acuñan aquí para la forma inicial del P, tal como este fue adaptado en la lengua meta, antes de que experimentara, en esta, cambios posteriores (independientes del proceso de adaptación), que le darían las características segmentales con las que quedó registrado. La Tabla 1 ejemplifica el uso de esta terminología con dos préstamos del castellano colonial peruano registrados en el ashéninka del Gran Pajonal de la comunidad Ponchoni (departamento de Ucayali, Perú): [haßiɾi] ‘sable’ y [tiʃeɾa] ‘tijera’ (Faucet, 2018, p. 38). En los ejemplos presentados, las FF, /sable/ y /tiʃera/, habrían sido adaptadas como /saßiɾi/ y /tiʃeɾa/ (las FE), de acuerdo con los patrones fonológicos que tenía por entonces la LM (el ashéninka del Gran Pajonal contemporáneo al castellano colonial peruano). Posteriormente, la primera de estas formas habría cambiado a /haßiɾi/, el P registrado actualmente, por un cambio fonológico */s/ > /h/ #_, independiente del proceso de adapta- ción; mientras que la segunda no habría experimentado ningún cambio atingente para diferenciar entre la FE y el P.
Ejemplos de uso de la terminología
LF | FF | LM | FE | P |
Cast. colonial per. | /sable/ | Ashéninka G. P. | /saßiɾi/ | /haßiɾi/ |
Cast. colonial per. | /tiʃeɾa/ | Ashéninka G. P. | /tiʃeɾa/ | /tiʃeɾa/ |
3.2. Condiciones de plausibilidad y criterios para determinar la procedencia del préstamo
La identificación de semejanzas no es suficiente para afirmar la existencia de un préstamo. De acuerdo con Fernando de Carvalho (2017, p. 44), la plausibilidad de toda propuesta de préstamo puede ser graduada en relación con el cumplimiento de las siguientes condiciones: (a) ausencia de una etimología en la supuesta LM, (b) identificación de una LF, (c) identificación de una FF, (d) explicación de las desviaciones de forma y significado entre la FF y el P, y (e) identificación del tipo de situación de contacto.
En la práctica, la condición (d) puede ser cumplida apelando a dos tipos de fenómenos: adaptaciones (véase infra) y cambios independientes, como los cambios fonológicos regulares que caracterizan la evolución de una variedad, así como los cambios fonológicos esporádicos pero naturales desde el punto de vista (co)articulatorio. Al mismo tiempo, el cumplimiento de las condiciones (a)-(d) constituye el resultado de un proceso guiado por criterios de distinta naturaleza. Entre los de naturaleza lingüística están los siguientes (Campbell, 1999, pp. 64-68):
(1) Motivación en las adaptaciones. Los préstamos léxicos suelen exhibir una serie de diferencias respecto de la forma fuente, diferencias que son conceptualizadas como adaptaciones hechas por los usuarios de la variedad meta y cuya motivación radicaría en la necesidad de que los nuevos lexemas ―los P― concuerden con el patrón fónico de esta variedad. Si la forma en cuestión exhibe un patrón fonológico explicable como adaptación en la dirección A → B, pero no en la dirección B → A, entonces la LF es A.
(2) Presencia de patrones fonológicos divergentes. La adaptación de los préstamos puede no ocurrir si los usuarios de la variedad meta están familiarizados con el patrón fonológico de la variedad fuente. Si la forma en cuestión exhibe un patrón fonológico que no corresponde al del vocabulario patrimonial de la variedad A, pero sí al de la variedad B, entonces la LF es B.
(3) Analizabilidad morfológica. Si la forma en cuestión puede ser analizada en dos o más morfemas ―productivos o arcaicos― en la variedad A, pero no en la variedad B, entonces la LF es A.
(4) Presencia de cognados. Si la forma en cuestión tiene cognados legítimos entre las hermanas de la variedad A, pero no entre las de la variedad B, entonces la LF es A.
Obsérvese que los criterios (3) y (4) dan cuenta de la condición (a) señalada arriba, pues se trata de análisis complementarios para el establecimiento de etimologías (análisis intralingüístico y análisis interlingüístico, respectivamente). Sin embargo, nótese también que, entre los dos, el criterio (4) sería el pertinente en el caso de variedades para las que solo existe un registro escaso ―como suele ocurrir con las lenguas originarias de América― o en situaciones en las que el supuesto préstamo no acuse composicionalidad en la supuesta LF ni en la supuesta LM. Por tanto, la condición (a) podría ser precisada de la manera que se propone aquí: Ausencia de una protoforma más temprana en la supuesta lengua meta. Con esta formulación, se deja abierta la posibilidad de que determinada forma pueda ser reconstruida para estados tempranos de ambas variedades (supuesta LF y supuesta LM), pero se exige que, del lado de la supuesta LM, dicha protoforma no pueda ser reconstruida para una protolengua de mayor antigüedad que la supuesta protolengua LF (véase 5.2).
4. Los préstamos léxicos entre las familias quechua y nihagantsi: evaluación de la literatura previa
En el estudio de los préstamos léxicos entre las familias quechua y nihagantsi, la literatura previa está conformada por Arte de la variedad de los indios antis o campas de Lucien Adam (1890); Apuntes sobre la gramática y el diccionario del idioma campa o variedad de los antis, de Mauricio Touchaux (1909); La tribu machiguenga (2009a [1923]) y Vocabulario Español-Machiguenga (2009b [1924]) de José Pío Aza Martínez de Vega; Acerca de la familia lingüística uruquilla (uru-chipaya), de Alfredo Torero Fernández de Córdova (1992); Rastros desconcertantes de contactos entre idiomas y culturas a lo largo de los contrafuertes orientales de los Andes del Perú, de Mary Ruth Wise (2011); Préstamos léxicos de Quechua a la lengua Asháninka, de Pablo Jacinto Santos y Francisca Yanqui Traverso (2011); Préstamos léxicos del quechua y del castellano en el asháninka, de Alicia Alonzo Sutta y Licett Ramos Ríos (2014); y Estudo arqueo-ecolinguístico das terras tropicais sul-americanas, de Marcelo Jolkesky (2016).
Cada uno de dichos trabajos ―salvo los de Aza Martínez de Vega, que son tomados en conjunto― es revisado en una de las ocho siguientes subsecciones, en el marco de las definiciones, condiciones y criterios antes enlistados, excepto en lo que respecta a la condición (e), pues la existencia de situaciones de contacto entre las variedades de las familias quechua y nihagantsi es evidente. Estas familias colindan en los Andes centrales peruanos (véase Figura 1), región en la que los pueblos respectivos han sostenido múltiples contactos transversales desde milenios atrás y han estado bajo la influencia de las mismas culturas expansivas (Chavín, Wari, Inca) (Renard-Casevitz y Taylor, 1988, pp. 24-33, 35 y ss.); escenarios que habrían condicionado diversas situaciones facilitadoras de contacto lingüístico, como multilingüismos equilibrados, multilingüismos sustractivos y desplazamientos lingüísticos. Por lo anterior, la condición (e) es considerada suficientemente cumplida y no es materia de discusión aquí.
4.1. Arte de la lengua de los indios antis o campas (1890)
En esta publicación, cuyo contenido original habría sido organizado y recogido por el padre Juan de la Marca alrededor de 1730 en Sonomoro (Varese, 2006 [1968], pp. 125-126), en la actual provincia de Satipo del departamento de Junín, el editor, Lucien Adam, incorpora un vocabulario de la lengua de los "campas" o "antis" ―lengua que Adam denomina "ande"― e introduce en este comentarios acerca de que determinadas palabras serían de origen quechua. Las palabras son <auca> ‘soldado’, <carapa> ‘casa común’, <curacona> ‘cabeza de república’, <tagualpa> y <taguarina>, ambos ‘gallina’ (Adam, 1890, pp. 83, 90, 94, 109).
Las acotaciones alrededor de las propuestas de Adam son las siguientes:
Primero, la interpretación fonológica de los le- xemas "ande" sería /aoka/, /kaɾapa/, /koɾakona/, /taβalpa/ ~ /taβaɾina/, aproximadamente. Segundo, en términos del marco conceptual expuesto líneas arriba, puesto que el autor propone que la dirección de la prestación es de "quechua" a "ande", falta demostrar, del lado nihagantsi, que las formas en cuestión no son reconstruibles en protovariedades más tempranas que del lado quechua, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia, según solicita la reformulación de la condición (a) (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Tercero, aún falta identificar, dentro de la familia quechua, una LF específica por cada caso de préstamo propuesto, pues, dado que el término quechua no designa a una sola variedad, sino a una familia que ocupa un vasto territorio en Sudamérica (véase Figura 1), sostener que determinada palabra es un P del quechua, como hace Adam, no deja de ser una afirmación imprecisa (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (b)). Cuarto, el autor no propone una FF (por tanto, incumplimiento de la condición (c)). Quinto, dado que el autor no provee una FF, consecuentemente, tampoco puede ofrecer explicaciones de las diferencias formales respecto de los P (por tanto, incumplimiento de la condición (d)).
4.2. Apuntes sobre la gramática y el diccionario del idioma campa o variedad de los antis (1909)
En esta publicación, elaborada a partir de un recojo de datos "en la región del Apurímac desde Simariva hasta la confluencia del Mantaro" (Touchaux, 1909, p. 3), entre los actuales departamentos de Cusco, Ayacucho y Junín, el misionero Mauricio Touchaux señala la presencia de palabras de origen quechua en la lengua que él llama "campa". Las palabras son <tosa> ‘bailar’, <mucha> ‘besar’, <zumpo> ‘corazón’, <otega> ‘flor’, <ayave> ‘gemir’, <quiguia> ‘luna’, <chinane> ‘mujer’ y <tanta> ‘pan’, que el autor relaciona con el quechua <tusu>7, <mucha>, <sonko>, <tica>, <yaraví>, <quilla>, <china> y <tanta>, respectivamente (Touchaux, 1909, pp. 11, 12, 14, 18, 19, 21, 23, 24).
Las acotaciones son las siguientes:
Primero, la interpretación fonológica de las formas "campa" sería, aproximadamente, /tosa/, /moʧa/, /ʦompo/, /otega/, /kigia/, /ʧinane/, /tanta/ y /ajaβe/8. Segundo, no existe un lexema quechua <yaraví>; existe el lexema /haɾawi/, que designa determinado tipo de cantar en el quechua cusqueño registrado por Diego González Holguín (1989 [1608], p. 152) y en el ayacuchano registrado por César Itier (2017, p. 97). Tercero, en términos del marco conceptual, puesto que el autor propone que la dirección de la prestación sería de "quechua" a "campa", falta demostrar, del lado nihagantsi, que las formas en cuestión no son reconstruibles en un estado más temprano que del lado quechua, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Cuarto, dado que el autor solo habla de "quechua" en general, aún falta identificar, dentro de esta familia, una LF específica por cada caso de préstamo propuesto (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (b)). Quinto, asimismo, aunque el autor provee FF, estas no son específicas, sino que aparecen en grafías genéricas que no permiten identificar ninguna particularidad segmental, de tal manera que tales formas podrían corresponder a cualquier variedad de quechua (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (c)). Sexto, también falta explicar las diferencias entre las supuestas FF y los supuestos P. Por ejemplo, asumiendo que la interpretación fonológica de la supuesta FF <sonko> ‘corazón’ es /sunqu/, como en quechua cusqueño moderno (Itier, 2017, p. 204), faltaría explicar las diferencias de modo y punto de articulación entre las consonantes de dicho lexema y las de "campa" /ʦompo/ (<zumpo>) (por tanto, incumplimiento de la condición (d)).
4.3. La tribu machiguenga (1923) y Vocabulario Español-Machiguenga (1924)
En anotaciones relativamente marginales a estos dos trabajos, el misionero dominico José Pío Aza Martínez de Vega llama la atención sobre algunas palabras que constituirían casos de préstamos léxicos entre variedades quechua y el machiguenga, actualmente llamado matsigenka: los antropónimos "incas" <Sinchi>, <Sairi> y <Atahualpa>, cuyas fuentes serían los lexemas matsigenka <sinchi, shinchi> ‘fuerte’, <seri> ‘tabaco’ y <atauari, atabari> ‘gallina’, respectivamente (Aza Martínez de Vega, 2009a [1923], p. 117); y una forma verbal matsigenka <mocha> ‘besar’, cuya fuente sería quechua <muchcha>, también ‘besar’, además de un lexema cuya procedencia no habría sido propuesta por el autor: <tanta> ‘pan’, con esta forma y significado tanto en matsigenka como en quechua (Aza Martínez de Vega, 2009b [1923], pp. 274, 342).
Las acotaciones a las propuestas de este autor son las siguientes:
Primero, la interpretación fonológica de las supuestas FF matsigenkas sería /sinʧi/, /seɾi/, / ataβaɾi/, /moʧa/ y /tanta/, respectivamente. Segundo, parece que, con el término inca, Aza Martínez de Vega se habría referido a una variedad de quechua cusqueño. El quechua cusqueño exhibe una africada alveopalatal eyectiva, /ʧʼ/, en la raíz muʧʼa/ ‘besar’ (Itier, 2017, p. 146), lo que explicaría que el autor recurriera a la grafía <chch> al anotar <muchcha>. Tercero, la interpretación fonológica de los supuestos P sería /sinʧi/ ‘fuerte’, /ataw#waλpa/ (antropónimo), /muʧʼa/ ‘besar’ y /tʼanta/ ‘pan’, como en el quechua cusqueño registrado por Itier (2017, pp. 200, 146, 209); y /sajɾi/ ‘tabaco’ en el quechua cusqueño registrado por González Holguín (1989 [1608], p. 676) y por Lira y Mejía Huamán (2008, p. 445).
Cuarto, puesto que el autor propone que la dirección de la prestación sería de matsigenka a "inca", falta demostrar, del lado quechua, que las formas en cuestión no son reconstruibles para variedades más tempranas que del lado nihagantsi, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Quinto, el autor sí identifica una supuesta LF específica: el matsigenka que él recogió y llama "machiguenga" (por tanto, cumplimiento de la condición (b)). Sexto, asimismo, identifica como FF los lexemas matsigenka que presenta (por tanto, cumplimiento de la condición (c)). Séptimo, sin embargo, no explica las diferencias formales entre las supuestas FF y los supuestos P. Por ejemplo, faltaría dar cuenta de la sílaba final /pa/, que no se registra en "machiguenga" /ataβaɾi/ (<atauari, atabari>) y sí en el quechua cusqueño /ataw#waλpa/ (por tanto, incumplimiento de la condición (d)).
4.4. Acerca de la familia lingüística uruquilla (uru-chipaya) (1992)
En este artículo, Alfredo Torero Fernández de Córdova discute si la relación entre las familias lingüísticas uruquilla y arahuaca es de contacto o de origen común. En dicho contexto, introduce en la comparación a la familia quechua y presenta cinco nombres de especies procedentes de la selva (vocabulario no básico) que serían préstamos entre variedades de la familia quechua y la familia maipure. A continuación, la Tabla 2 muestra los lexemas puestos en relación por Torero. Por el hecho de que los referentes son especies amazónicas, parece que debería inferirse que las variedades de la familia arahuaca, no las de la familia quechua, serían las LF. Sin embargo, el autor no es explícito al respecto.
Préstamos entre lenguas maipure y quechua según Torero
N.º | Protomaipure | Ashéninka | Quechua |
---|---|---|---|
1 | */maba/ ‘abeja, miel’ | --- | /mapa/ ‘cera’ |
2 | */kuhdi/ ‘mono’ | /koʃiɾi/13 ‘mono’ | /kuʃiλu/ ‘mono’ |
3 | */jueɾi/ ‘tabaco’ | /ʃeɾi/ ‘tabaco’ | /sajɾi/ ‘tabaco’ |
4 | */aʧɨdɨ/ ‘ají’ | --- | /uʧu/ ‘ají’ |
5 | --- | /inki/ ‘maní’ | /inʧik/ ‘maní’ |
Nota. Elaboración propia a partir de Torero Fernández de Córdova (1992, pp. 182-183).
Sin dejar de advertir que Torero no pretendía dar cuenta de todas las variables alrededor de un préstamo, sino solo utilizar a la familia quechua como referencia para la comparación entre la familia arahuaca y la uruquilla, las acotaciones al trabajo de este autor son las siguientes:
Primero, el autor sí determina, del lado nihagansti, la profundidad temporal hasta la cual es posible reconstruir las formas en cuestión: más allá del nihagantsi, hasta el protomaipure, en la mayoría de los casos. Sin embargo, aún falta determinar, del lado quechua, hasta qué profundidad temporal podrían ser reconstruidas las formas respectivas, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de esta familia (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (a)). Segundo, el autor no propone cuáles serían las LF para cada par de formas que pone en relación (por tanto, incumplimiento de la condición (b)). Tercero, consiguientemente, tampoco identifica FF ni provee explicaciones de las diferencias formales entre unas y otros (por tanto, incumplimiento de la condición (c) y de la condición (d)).
4.5. Rastros desconcertantes de contactos entre idiomas y culturas a lo largo de los contrafuertes orientales de los Andes del Perú (2011)
En este trabajo, Mary Ruth Wise expone una serie de rasgos gramaticales semejantes entre dos o más de las variedades que se hallan en los flancos orientales de los Andes del territorio peruano. A propósito de la familia nihagantsi, acusa la presencia de préstamos léxicos de origen quechua. Los ejemplos ofrecidos son dos: /βiɾakoʧa/ ‘hombre blanco’ y /ʃinʦiɾi/ ‘fuerte’14 (Wise, 2011, p. 317). En la medida en que los préstamos léxicos no constituyen el núcleo de la exposición, la autora no ofrece más información al respecto.
Las acotaciones al trabajo de Wise son las siguientes:
Primero, puesto que la autora propone que la dirección de la prestación sería de quechua a nihagantsi, falta demostrar, en esta familia, que las formas en cuestión no son reconstruibles en variedades más tempranas que del lado quechua, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Segundo, puesto que la autora solo habla, de manera general, de "quechua" y de "nihagantsi" ―campa en el original―, no llega a identificar, del lado quechua, una LF específica por cada caso de P propuesto (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (b)), así como tampoco LM específicas del lado nihagantsi. Tercero, consecuentemente, tampoco identifica FF ni provee explicaciones de las diferencias formales respecto de los P (por tanto, incumplimiento de las condiciones (c) y (d)).
4.6. Préstamos léxicos de Quechua a la lengua Asháninka (2011)
En esta tesis, Pablo Jacinto Santos y Francisca Yanqui Traverso se proponen identificar los préstamos léxicos del "quechua" en el "asháninka". Según indican, su metodología consiste en la revisión y comparación de dos diccionarios por cada "lengua", la confección de una lista con los préstamos identificados y la consulta de las entradas de esta lista con hablantes nativos (Jacinto Santos y Yanqui Traverso, 2011, p. 11). Aunque en el cuerpo del trabajo no hay precisión sobre las variedades consultadas, estas se infieren a partir de las referencias bibliográficas: del lado "asháninka", un diccionario asháninka y uno ashéninka; del lado "quechua", un diccionario cusqueño y otro boliviano (Jacinto Santos y Yanqui Traverso, 2011, pp. 34-35).
El número de préstamos propuestos es de cincuenta y dos (véase Tabla 3). Para argumentar que se trata de préstamos del "quechua" al "asháninka", los autores ofrecen una serie de explicaciones de las diferencias fonológicas entre los lexemas de uno y otro lado, explicaciones que conceptualizan como adaptaciones, cuya motivación atribuyen a la necesidad de que los lexemas concuerden con el patrón fonológico de la lengua meta (véase Tabla 4).
N.º | Quechua | Ashá. | Glosa | N.º | Quechua | Ashá. | Glosa |
---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | amaɾu | amaːɾo | serpiente | 16 | kusma | koʃma | túnica larga |
2 | anpi | ampe | algodón | 17 | kuja | koːja | mujer |
3 | api | api | mazamorra | 18 | miʃi | miʧi | gato |
4 | ati | ate | posible (ir) | 19 | muɲa | moɲa | planta medicinal |
5 | awana | aːβana | caoba | 20 | oŋkena | oŋkona | árbol yongol |
6 | ʧakiɾa | ʧakiɾa | collar, brazalete | 21 | p’aki p’aki | paki paki | planta ornamental |
7 | ʧaqo | ʧako | comején | 22 | p’uɾuŋku | poɾoŋko | recipiente |
8 | ʧiɾapa | ʧiɾapa | llovizna solar | 23 | paʧakamak | paʧakamak | curaca, jefe |
9 | ʧiwaqo | ʧiwako | tucaneta | 24 | panki | panki | sembrador |
10 | inkaɽi | inkaɾi | Dios del lago | 25 | phukuna | pokona | cerbatana |
11 | iɾiɾi | iɾiɾi | recipiente | 26 | pixwajo | pihwajo | palmera |
12 | kaki | kaki | color marrón | 27 | piki | piki | pulga |
13 | kataɾi | kataɾi | serpiente | 28 | pinʧi | pinʧi | chispa brillante |
14 | kuka | koka | coca | 29 | punku | ponko | puerta, entrada |
15 | kuki | koki | hormiga naranja | 30 | puɾi | poɾi | pierna, desplazamiento |
Nota. Se incluyen solo los primeros 30 casos enlistados por los autores. Elaboración propia a partir de Jacinto Santos y Yanqui Traverso (2011, p. 36).
Adaptaciones | Ejemplos |
---|---|
Cambio /w/ > /b/, /w/ | wiɾaquʧa > biɾakoʧa |
Velarización /q/ > /k/, /g/ | paʧakamaq > paʧakamak |
Asimilación /x/ > /h/ y /s/ > /ʃ/ | xampi > hampiː, kusma > koʃma |
Disimilación /ɽ/ > /ɾ/ | inkaɽi > inkaɾi |
Deslateralización /λ/ > /ɾ/ | waλpa > waɾipa |
Africación /ʃ/ > /ʧ/ | miʃi > miʧi |
Asimilación /p/ > /b/ | tampu > tambo |
Alzamiento /e/ > /o/ | oŋkena > oŋkona |
Bajamiento /u/ > /o/, /i/ > /e/ | amaɾu > amaːɾo, kuka > koka, puɾi > poɾi |
Alargamiento de /a/, /i/, /o/ | anpi > ampeː, kuja > ko:ja |
Yotización /kʼ/ > /j/ | tikʼa > tija |
Nota. Elaboración propia a partir de Jacinto Santos y Yanqui Traverso (2011, pp. 30-33).
Las acotaciones al trabajo de Jacinto Santos y Yanqui Traverso son las siguientes:
Primero, del lado nihagantsi, falta demostrar que las formas en cuestión no son reconstruibles en una variedad más temprana que del lado quechua, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Segundo, el hecho de que los autores subsuman dos variedades bajo una sola etiqueta de cada lado es un equívoco metodológico. Tanto del lado quechua como del lado nihagantsi, este error los conduce a quedar incapacitados para deslindar entre préstamos que involucrarían a las variedades terminales y préstamos que involucrarían, más bien, a las protolenguas más inmediatas. En los términos del marco conceptual seguido en este artículo, faltaría, entonces, identificar una LF y una LM específicas por cada caso (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (b)). Tercero, asimismo, falta explicar satisfactoriamente las diferencias formales entre las supuestas FF y los supuestos P, pues algunas de las adaptaciones postuladas son inmotivadas. Por ejemplo, la yotización /k/ > /j/ sería inmotivada ―por ello, carente de sentido en tanto adaptación― en la medida en que el ashéninka (Payne, 1980, pp. 124-133) y el asháninka (Kindberg, 1980, pp. 239-247) poseen un segmento oclusivo velar /k/ y, por tanto, los hablantes de estas variedades no tendrían por qué adaptar el quechua /k/ como una aproximante alveopalatal /j/ (cumplimiento solo parcial de la condición (d)). Cuarto, hay varios casos en los que las diferencias de significado entre los lexemas requieren una explicación no ofrecida por los autores. Por ejemplo, entre la raíz nominal ashéninka/ asháninka /poɾi/ ‘pierna’ y la raíz verbal quechua /puɾi/ ‘caminar’; y entre la raíz verbal /ate/ ‘ir’15 y la raíz verbal quechua /ati/ ‘poder, lograr, vencer’. Quinto, los autores califican de adaptaciones todas las diferencias formales entre las supuestas FF y los supuestos P, ignorando, de esta manera, la posibilidad de que los segundos experimentaran cambios posteriores sobre la FE, independientes del proceso de adaptación y adjudicables, más bien, a la diversificación de cada variedad.
4.7. Préstamos léxicos del quechua y del castellano en el asháninka (2014)
En este artículo, Alicia Alonzo Sutta y Licett Ramos Ríos sostienen que determinados lexemas del asháninka serían de origen quechua y castellano. En relación con los quechuismos, la explicación de las diferencias entre los lexemas de uno y otro lado procede de manera semejante a la de Jacinto Santos y Yanqui Traverso: las autoras conceptualizan las diferencias como cambios que habrían servido para la adaptación de los lexemas quechuas a la gramática del asháninka (Alonzo Sutta y Ramos Ríos, 2014, pp. 89-90). La Tabla 5 expone las parejas de lexemas, tal como son ofrecidas por las autoras, más las glosas aproximadas y la secuencia de adaptaciones implicadas por cada supuesto préstamo.
Préstamos del quechua en el asháninka según Alonzo Sutta y Ramos Ríos
N.º | Quechua | Asháninka | Adaptaciones |
---|---|---|---|
1 | <kori> ‘oro, dinero’ | <koriki> ‘dinero’ | Sufijación clasif. -ki de cosas redondeadas |
2 | <qollqe> ‘plata’ | <kireki> ‘dinero’ | Restructuración silábica: qollqe > qolleqe |
Velarización: qolleqe > kolleke | |||
Deslateralización: kolleke > koreke | |||
Armonía vocálica: koreke > kereke | |||
Alzamiento vocálico: kereke > kireke | |||
Alzamiento vocálico: kireke > kireki | |||
3 | <ashka> ‘mucho’ | <osheki> ‘mucho’ | Redondeamiento vocálico: ashka > oshka |
Inserción vocálica: oshka> osheka | |||
Alzamiento vocálico: osheka > osheki | |||
4 | <sonqo> ‘corazón’ | <sankane> ‘corazón’ | Bajamiento vocálico: sonqo > sanqo |
Velarización: sanqo > sanko | |||
Armonía vocálica: sanko > sanka | |||
Afijación: sanka > sankane | |||
5 | <china> ‘hembra’ | <tsinane> ‘muchacha’ | Despalatalización: china > tsina |
Afijación: tsina > tsinane |
Nota. Elaboración propia a partir de Alonzo Sutta y Ramos Ríos (2014, pp. 89-90).
Las acotaciones al artículo de Alonzo Sutta y Ramos Ríos son las siguientes:
Primero, las autoras entregan transcripciones confusas que parecen una medida de compromiso entre características fonológicas y fonéticas, cuando no son simplemente erróneas, como en el caso del lexema quechua que corresponde al significado ‘oro’, el cual debería ser anotado como /quɾi/, con oclusiva uvular /q/, no velar /k/16. Segundo, en términos del marco conceptual seguido aquí, falta demostrar, del lado nihagantsi, que las formas en cuestión no son reconstruibles en estados más tempranos que del lado quechua, objetivo para el cual habría sido necesaria la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Tercero, dado que las autoras solo hablan de "quechua" en general, aún falta identificar LF y FF específicas (por tanto, cumplimiento solo parcial de las condiciones (b) y (c)). Cuarto, también falta explicar satisfactoriamente las diferencias formales entre las supuestas FF y los supuestos P, pues algunas de las adaptaciones que las autoras postulan son inmotivadas. Por ejemplo, el redondeamiento /a/ > /o/ sería inmotivado en tanto adaptación, ya que el asháninka sí posee una vocal /a/ y, por ello, no habría razón para que los hablantes de esta variedad adaptaran el quechua /a/ como una vocal media /o/; otros ejemplos son los varios alzamientos vocálicos hacia /i/ (por tanto, cumplimiento solo parcial de la condición (d)). Quinto, igual que Jacinto Santos y Yanqui Traverso, las autoras califican de adaptaciones todas las diferencias formales entre las supuestas FF y los supuestos P, ignorando la posibilidad de que los segundos experimentaran cambios posteriores sobre la FE. Sexto, no obstante, el trabajo de Alonzo Sutta y Ramos Ríos es valioso, porque dirige la atención hacia la consideración de posibles fenómenos de naturaleza morfológica en la explicación de las diferencias formales entre unos y otros lexemas (véase 5.3).
4.8. Estudo arqueo-ecolinguístico das terras tropicais sul-americanas (2016)
La tesis doctoral de Marcelo Pinho De Valhery Jolkesky, de espectro geográfico y cronológico amplio, propone un modelo de la diversificación lingüística de la Amazonía a partir de la correlación de datos lingüísticos, arqueológicos, antropológicos y de otras disciplinas (Jolkesky, 2016, p. 565). En relación con la diversificación de la familia arahuaca, el autor considera el contacto de esta con la familia quechua; recoge como "paralelos lexicales" las propuestas de préstamos de la literatura previa, entre la cual se encuentran, respecto de la familia nihagantsi, los trabajos ya discutidos de Jacinto Santos y Yanqui Traverso (2011) y Alonzo Sutta y Ramos Ríos (2014), así como casos inéditos (Jolkesky, 2016, pp. 368-371). De todos los paralelos lexicales consignados por Jolkesky, la Tabla 6 presenta solo aquellos que corresponden a raíces e implican por lo menos una variedad nihagantsi.
Préstamos léxicos entre variedades nihagantsi y quechua según Jolkesky
Asháninka/Matsigenka | Quechua |
---|---|
pakiʦa ‘águila’ | paka (Cusco y Cochabamba) |
ampe/ampei ‘algodón’ | ampi (Cusco y Cochabamba) |
inki/ingʲi ‘maní’ | *inʧik (protoquechua II) |
panko ‘casa’ | *punku ‘puerta’ (protoquechua) |
tampja ‘viento’ | *tamja ‘lluvia’ (protoquechua) |
kataɾi/--- ‘serpiente’ | *kataɾi (protoquechua II-C) |
kiɾi/--- ‘nariz’ | *kiɾu ‘diente’ (protoquechua) |
tija/otega ‘flor’ | *tika (protoquechua II-C) |
ʧiʧi ‘fuego’ | *aʧiki ‘luz’ (protoquechua) |
atʲaːpa/ataβa ‘gallina’ | *atawaλpa (protoquechua II-C) |
kasʲi/kaʃi ‘luna’ | phaqsi (Cusco) |
koʃiɾi ‘mono’ | kuʃilju ‘mono’ (protoquechua II-C) |
api/--- ‘mazamorra’ | *api (protoquechua) |
ʦinane ‘mujer’ | *ʈʂina ‘muchacha’ (protoquechua) |
jina/--- ‘esposa’ | ídem |
poɾi/βoɾi ‘pierna’ | *puɾi- ‘caminar’ |
kaʦiɾi ‘picante’ (ashá. y nom.) | *kaʈʂi (protoquechua), kaʧɾi (Corongo) ‘sal’ |
aɾi/aɾio ‘sí’ | *aɾi (protoquechua) |
ʃeɾi/seɾi ‘tabaco’ | *ʃajɾi, *ʃawɾi (protoquechua II-C) |
pana/--- ‘hoja’ | *panpa ‘campo’, *panka ‘hoja’ (ambos protoquechua) |
---/pankita- ‘plantar’ | ídem |
oβan/--- ‘sementera’ | ídem |
Nota. El lexema asháninka aparece a la izquierda de la barra inclinada. La ausencia de barra significa que la entrada se da en la misma forma en asháninka y matsigenka. Las abreviaturas ashá. y nom. corresponden a asháninka y nomatsiguenga, respectivamente. Elaboración propia a partir de Jolkesky (2016, pp. 368-371).
Igual que el artículo de Torero Fernández de Córdova, la tesis de Jolkesky no tiene la finalidad de precisar las variables alrededor de un préstamo, sino solo presentar muestras de posibles relaciones o contactos lingüísticos entre las familias quechua y arahuaca, de ahí que califique los casos que presenta solo como paralelos lexicales. A pesar de lo anterior, pueden realizarse algunas acotaciones a su trabajo:
Primero, ninguna variedad quechua registra un lexema /kaʧɾi/ ‘sal’, sino /kaʈʂi/, /kaʧi/ y otras17. Segundo, ni el asháninka ni el ashéninka registran un lexema con la forma /jina/ ‘esposa’, sino con la forma /hina/ en asháninka (Kindberg, 1980, p. 109) e /ina/ ~ /hina/ en ashéninka (Payne, 1980, p. 85). Tercero, falta la comparación con las demás variedades de cada familia (por tanto, incumplimiento de la condición (a)). Cuarto, al heredar las propuestas de préstamos de Ja- cinto Santos y Yanqui Traverso, el autor repite el error metodológico de subsumir dos variedades, el asháninka y el ashéninka, bajo una sola etiqueta: asháninka. Quinto, dado que el autor solo habla de "paralelos lexicales", no identifica LF ni FF (por tanto, incumplimiento de las condiciones (b) y (c)). Sexto, asimismo, tampoco ofrece explicaciones de las diferencias formales y de significado entre cada par de formas relacionadas (por tanto, incumplimiento de la condición (d)).
5. Aplicación del marco conceptual
A manera de ejemplo de la aplicación estricta del marco conceptual utilizado en este trabajo se ofrecen los siguientes análisis, que recogen dos de las propuestas de préstamo léxico de la literatura previa, más una propuesta inédita. Los análisis son elaborados a partir de la muestra de variedades de la Tabla 7.
Muestra de variedades por familia y etiquetas prácticas
Familia quechua | ||
---|---|---|
Variedad | Fuente | Etiqueta |
Azuay (Ecuador) | Cordero (1967 [1892]) | AZ |
Cajamarca | Quesada (1976) | CA |
Áncash | Parker y Chávez (1976) | AN |
Tarma | Adelaar (1977) | TA |
Ayacucho | Itier (2017) | AY |
Cusco | Lira y Mejía Huamán (2008) | CU |
Santiago del Estero (Argentina) | Bravo (1977) | SA |
Familia nihagantsi | ||
Variedad | Fuente | Etiqueta |
Ashéninka | Adam (1890) | AE?18 |
Ashéninka del Pichis | Payne (1980) | AE1 |
Ashéninka del Alto Perené | Mihas (2014) | AE2 |
Asháninka | Kindberg (1980) | AA |
Nomatsiguenga | Shaver (2008 [1996]) | NO |
Matsigenka | Aza Martínez de Vega (2009b [1924]) | MA1 |
Matsigenka | Snell (2008 [1998]) | MA2 |
5.2. El caso /ampe/ ‘algodón’-/ampeː/ ‘algodón’
Del lado quechua, el lexema se halla exclusivamente en CU, en la forma /ampi/ ‘algodón’. Del lado nihagantsi, el lexema se encuentra en toda la muestra y puede ser reconstruido como */ampegi/ ‘algodón’ para el protonihagantsi (véase Tabla 8), una variedad de profundidad temporal mucho mayor que el quechua cusqueño. La forma nomatsiguenga, con /o/ en lugar de */a/ y sin */p/, sería producto de los cambios regulares */a/ > /o/_[labial] y */mp/ > /m/ (Michael, 2011, pp. 7, 11), exclusivos de esta variedad; mientras que las demás formas, sin */g/, como diferentes etapas en una serie de cambios graduales en la dirección */g/ > /h/ > ø /V_V, como el cambio */g/ > ø /V_V que Michael postula para asháninka y ashéninka (2011, p. 6).
Distribución de cognados en la muestra y reconstrucción de protoformas
Familia quechua | Reconstruc. | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
AZ | CA | AN | TA | AY | CU | SA | Protoquechua |
--- | --- | --- | --- | --- | /ampi/ | --- | --- |
Familia nihagantsi | . | Reconstruc | |||||
AE? | AE1 | AE2 | AA | NO | MA1 | MA2 | Protonihagantsi |
/ampehi/ | /ampeː/ | /ampe/ | /ampehi/ | /omegi/ | /ampei/ | /ampei/ | */ampegi/ |
(<ampegi>) | (<ampei>) |
En el marco de la condición (a), estos datos desvirtúan la hipótesis de Jacinto Santos y Yanqui Traverso, según la cual una variedad quechua pudiese ser la LF y una variedad nihagantsi, la LM; y permiten sostener, más bien, lo opuesto: que la LM habría sido el quechua cusqueño y la LF, una variedad nihagantsi. En este caso, se elige el matsigenka como LF con un criterio extralingüístico: su proximidad geográfica actual con el territorio del quechua cusqueño. Hasta aquí, entonces, se tiene que la FF sería /ampei/, la LF el matsigenka, el P /ampi/ y la LM el quechua cusqueño; hipótesis que cumple la condición (a), así como las condiciones (b) y (c). Finalmente, la diferencia formal entre la FF y el P se explicaría en términos de la adaptación, por parte de los quechuahablantes cusqueños, de la secuencia vocálica /ei/ de matsigenka /ampei/ como una sola vocal /i/, la única vocal anterior alta en el repertorio fonológico del quechua cusqueño (cumplimiento de la condición (d)).
Distribución de cognados en la muestra y reconstrucción de protoformas
Familia quechua | Reconstruc. | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
AZ | CA | AN | TA | AY | CU | SA | Protoquechua |
/ʧina/ | /ʈʂina/ | /ʧina/ | --- | /ʧina/ | /ʧina/ | /ʧina/ | */ʈʂina/ |
(<china>) | (<china>) | ||||||
Familia nihagantsi | Reconstruc. | ||||||
AE? | AE1 | AE2 | AA | NO | MA1 | MA2 | Protonihagantsi |
/ʧinane/ (<chinane>) | /ʦinane/ | /ʦinani/ | /ʦinane/ | /ʦinane/ | /ʧinane/ (<chinani>) | /ʦinane/ | */ʧinane/ |
5.2. El caso /ʧina/ ‘hembra’-/ʦinane/ ‘mujer’
Del lado quechua, el lexema se encuentra en casi toda la muestra y es reconstruido como */ʈʂina/ ‘hembra (no humana)’ para el protoquechua (Parker, 1969, p. 69). Del lado nihagantsi, el lexema se encuentra también en toda la muestra y puede ser reconstruido como */ʧinane/ ‘mujer’ para el protonihagantsi (véase Tabla 9). Los argumentos para reconstruir */ʧ/ en lugar de */ʦ/ en */ʧinane/, aparecidos en Faucet (2021, pp. 24-25), se basan en la observación de que los registros más antiguos de variedades nihagantsi señalarían que, en esta familia, la secuencia /ʦi/ provendría de */ʧi/.
Ahora bien, del lado nihagantsi, el lexema también es reconstruido como */ʧɨnaɾu/ ‘mujer’ para el protomaipure (Payne, 1991, p. 426), antecesor del protonihagantsi y de profundidad temporal mayor que el protoquechua (véase Figura 2). De acuerdo con la condición (a), este dato desvirtúa la hipótesis de que el protoquechua, o cualquier variedad quechua por debajo de esta, pudiese haber sido la LF, como pretendía Touchaux y también Alonzo Sutta y Ramos Ríos. Por lo anterior, se podría invertir la hipótesis y postular que la LF y la LM habrían sido el protonihagantsi y el protoquechua, respectivamente. No obstante, sustentar esta afirmación en los términos de la condición antedicha sería imposible, pues, mientras no se detecten otras variedades o familias emparentables con la familia quechua, no se podrá reconstruir una protovariedad quechua más temprana que el protoquechua y de antigüedad comparable con el protomaipure (véase Figura 2); por tanto, no se podrá demostrar que determinado supuesto P estuvo ausente en dicha protovariedad quechua. En otras palabras, la hipótesis del protoquechua como LF y el protonihagantsi como LM incumple la condición (a), mientras que la hipótesis opuesta no puede ser falsada con base en la información disponible.
Ante la ausencia de información en contra, podría asumirse la última hipótesis, pero las diferencias formales entre la supuesta FF y el supuesto P tampoco podrían ser explicadas de manera solvente, como exige la condición (d). Primero, porque no hay una razón aparente para que los hablantes de protoquechua, contando con una africada alveopalatal sorda /ʧ/, adaptaran la /ʧ/ de */ʧinane/ como */ʈʂ/, con africada alveopalatal retrofleja. Segundo, porque, de acuerdo con la información disponible, ni el protoquechua ni ninguna de sus variedades hijas experimentó un cambio o cambios que pudieran dar cuenta, en */ʈʂina/, de la ausencia de algo que hubiera podido corresponder a la sílaba final /ne/ de */ʧinane/. Si bien la toponimia centroandina del Perú apunta hacia la existencia de un cambio */ni/ > /n/_# en un punto de la historia de la familia quechua, este cambio habría dejado intacto el segmento nasal y la posición del acento, como en Jircán (de */siɾˈka-ni/; cfr. Cerrón-Palomino, 2008, pp. 199-202)19, características que no se observan en los reflejos actuales de */ʈʂina/, cuyo acento léxico recae en la penúltima sílaba. Por todo lo anterior, no parece que este caso pueda recibir una explicación satisfactoria sin información nueva, que corrija o amplíe las reconstrucciones existentes o introduzca una tercera entidad lingüística, pertinente para dar cuenta de las diferencias formales entre protonihagantsi */ ʧinane/ y protoquechua */ʈʂina/.
5.3. El caso /wajna/ ‘hombre joven’-/oβojna/ ‘persona joven’
Del lado quechua, el lexema aparece en toda la muestra y es reconstruido como */wajna/ ‘hombre joven’ para el protoquechua (Parker, 1969, p. 98). Del lado nihagantsi, el lexema aparece exclusivamente en NO, como /o
Familia quechua | Reconstruc. | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
AZ | CA | AN | TA | AY | CU | SA | Protoquechua |
/wajna/ | /wajna/ | /wajna/ | /wajna/ | /wajna/ | /wajna/ | /wajna/ | */wajna/ |
(<huayna>) | (<huaina>) | ||||||
Familia nihagantsi | Reconstruc. | ||||||
AE? | AE1 | AE2 | AA | NO | MA1 | MA2 | Protonihagantsi |
--- | --- | --- | --- | /oβojna/ | --- | --- | --- |
Ante estos resultados, la única hipótesis que cumpliría la condición (a) sería la de que la FF sea una de las formas quechuas y el P sea la forma nomatsiguenga. En la elección de la LF y la FF específicas, nuevamente puede recurrirse a un criterio extralingüístico ―proximidad geográfica actual― y postular que la LF habría sido el quechua tarmeño y la FF la correspondiente forma tarmeña. Luego, las diferencias formales entre el P y la FF podrían explicarse, en nomatsiguenga, de acuerdo con los alineamientos de la Tabla 11: 1) prefijación del marcador de tercera persona poseedora femenina /o-/ ‘su (de ella)’ y reanálisis del mismo como parte de la raíz; 2) adaptación del segmento aproximante quechua /w/ como nomatsiguenga /
Alineamiento de segmentos para la explicación de las diferencias entre la FF y el P
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | |
TA | w | a | j | n | a | |
NO | o | β | o | j | n | a |
Según estas explicaciones, la FE habría sido la forma no atestiguada /βajna/, que, por cambios independientes, habría cambiado a /oβojna/, el P actualmente registrado en nomatsiguenga. Finalmente, la diferencia de significado entre la FF y el P se explicaría como una pérdida de la información de género en el último.
6. Conclusiones
La revisión de la literatura y el análisis estricto de algunos casos, en el marco conceptual planteado, permite arribar a las siguientes conclusiones en el estudio de los préstamos léxicos entre las familias lingüísticas quechua y nihagantsi:
(1) En calidad de hipótesis, hay un número de propuestas de préstamo léxico que podría ser ampliado con la revisión de fuentes para más variedades por cada familia.
(2) Sin embargo, ninguna de las hipótesis de la literatura previa ha sido confirmada, puesto que ninguno de los trabajos revisados ha satisfecho plenamente las condiciones de plausibilidad para sustentar la existencia de un préstamo.
(3) La literatura más reciente adolece, además, de la falta de consideración de los antecedentes: los trabajos de Adam, Touchaux y Aza Martínez de Vega.
(4) En contra de la mayor parte de la literatura previa, se vislumbra la probabilidad de que los préstamos léxicos no discurrieran solo en la dirección quechua-nihagantsi, sino que cubrieran ambas direcciones.
(5) Tal como fue reformulada aquí, la condición se ha mostrado como un parámetro potente para sustentar o corregir el análisis de un caso de supuesto préstamo léxico.
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Notas
1En lugar de campa, que tendría un uso despectivo en el discurso cotidiano (Hvalkof y Veber, 2005, p. 99; Vílchez Jiménez, 1996, p. 4), aquí se recoge la propuesta de Michael (2020), que renombra a la familia lingüística como nihagantsi. No obstante, hay que criticar también que la propuesta de Michael aparece en un artículo escrito en inglés, sin búsqueda de consenso con los hablantes o con los académicos de lengua castellana.
2Torero (2007 [1974]) utiliza un criterio de intercomprensión lingüística.
3En esto se sigue a Payne (1991, p. 363), que, en inglés, recogía el uso del término maipuran para las lenguas cuyo parentesco estaba fuera de duda y arawakan para englobar a dicho grupo junto con otros cuyo parentesco estaba aún por demostrar.
4Incorporado también en Torero (2002, p. 58).
5Incorporado también en Torero (2002, pp. 55-58, 75-85).
6En el original: "[A] lexical item (a word) which has been ‘borrowed’ from another language, a word which originally was not part of the vocabulary of the recipient language but was adopted from some other language and made part of the borrowing language’s vocabulary" (traducción propia).
7Touchaux presenta las formas verbales "campa" como <No tosataque> y <No muchataque>, que son analizadas aquí como /no-tosa-t-ak-e/ 1-bailar-0-PERFECTIVO-NO.FUTURO ‘bailé/he bailado’ y /no-moʧa-t-ak-e/ 1-besar-0-PERFECTIVO-NO.FUTURO ‘besé/he besado’; y las quechua como <tusuni>, <muchani>, analizadas aquí como /tusu-ni/ bailar-1 ‘bailo’ y / muʧʼani/ besar-1 ‘beso’. Haciendo la interpretación más favorable para Touchaux, en esta discusión solo se tiene en consideración las raíces verbales.
8Revísese Faucet (2021, pp. 18-21) para la interpretación de las grafías <z> y <ch> de Touchaux como los segmentos africados [ʦ] y [ʧ], respectivamente, así como para la interpretación de las grafías utilizadas por Aza Martínez de Vega.
9Aza Martínez de Vega presenta esta forma verbal como <mochate> y la forma quechua como <muchchay>, que son analizadas aquí como /moʧa-te/ besar-IMP ‘bésa(lo)’ y /muʧʼa-y/ besar-INF ‘besar’. Haciendo la interpretación más favorable para Aza Martínez de Vega, en esta discusión solo se tiene en consideración las raíces verbales.
10El matsigenka actual no presenta las secuencias [si] ni [se] en el léxico patrimonial, solo [ʃi], [ʃe]. Sin embargo, en Faucet (2021, pp. 19-24) se ha observado que, a inicio del siglo XX, el cambio */s/ > / ʃ// ante /i, e/ todavía no habría estado difundido y que las grafías <s> y <sh> de Aza Martínez de Vega representaban, respectivamente, [s] y [ʃ]. Por ello, <sinchi, shinchi> y <seri> son interpretadas aquí, fonológicamente, como /sinʧi/ y /seɾi/.
11Incorporado también en Torero (2002, pp. 466-492).
12En todas las tablas, excepto cuando se señale explícitamente lo contrario, los símbolos fónicos originales han sido reemplazados con los del alfabeto fonético internacional.
13Torero presenta estas palabras como /kosʲiɾi/ y /sʲeɾi/. Sin embargo, en el diccionario ashéninka de Payne (1980), al que él se remite, estas palabras son escritas como <coshiri> y <sheri>, donde a la grafía <sh> corresponde el fonema /ʃ/.
14Presentados en grafemas en el texto original: <virakocha> y <sintsiri>. Respecto de la segunda forma, un revisor anónimo y yo coincidimos en que, en la actualidad, la secuencia [si] no existe en el vocabulario patrimonial de ninguna variedad nihagantsi, salvo en nomatsiguenga. Por ello, presento dicha palabra como /ʃinʦiɾi/, no como /sinʦiɾi/.
15No se ha podido confirmar aquí, bibliográficamente, la existencia de una raíz /ate/ ‘ir’ ni en asháninka ni en ashéninka; solo se ha registrado /ataː/ ‘vencer’ y /atai/ ‘subir’ en asháninka (Kindberg, 1980, p. 78), así como /atai/ y /atiː/, ambos ‘subir’, en ashéninka del Pichis y ashéninka del Perené, respectivamente (Payne, 1980, p. 40; Payne, 2008 [1989], p. 40). Sin embargo, considerando que los autores podrían manejar una fuente no anotada en las referencias o información inédita de primera mano, no se duda aquí de que tal raíz pueda existir. Este razonamiento ha sido replicado para varios de los lexemas consignados por ellos. Además, un revisor anónimo señala que la forma /a/ existe como un alomorfo irregular de la raíz /ijaa/ ‘ir’.
16Entre las variedades quechuas que presentan un lexema /kuɾi/ ‘oro’, con velar /k/, la geográficamente más "cercana" al territorio del asháninka es la de Chachapoyas, a aproximadamente 1000 km de distancia. Ante tal distancia, no parece razonable que las autoras sugieran, sin argumentación de por medio, que estas variedades hayan estado en contacto. Por eso, se considera aquí que la transcripción <kori> solo puede ser errónea.
17Se sostiene esta afirmación a partir de la revisión de Torero (1964), Parker (1969), Parker y Chávez (1976) y Hintz (2000). Parece que Jolkesky interpretó el dígrafo <tr> como una secuencia de africada más /ɾ/. Pero dicho dígrafo es utilizado en algunas gramáticas de quechua central para representar, más bien, la africada alveopalatal retrofleja, /ʈʂ/.
18En Faucet (2021), la variedad nihagantsi recogida por De la Marca y publicada por Adam fue identificada como ashéninka o ashéninka del Gran Pajonal, pero solo preliminarmente. De ahí que la etiqueta práctica para denominar a tal muestra incorpore un signo de interrogación.
19Véase Ferrell (1990, adenda) para la primera llamada de atención hacia ese corpus toponímico, pero con un análisis distinto.
Recibido: 10.10.23; Revisado: 12.12.23; Aprobado: 25.04.24